Tras unos días de viaje por Irán, es el momento de poner por escrito esas pequeñas diferencias que vas notando al estar en un país tan diferente culturalmente hablando… porque estos iraníes tienen sus cositas curiosas. Aunque el otro día afirmaba que no eran tan diferentes, hoy saco a relucir algunas de esas pequeñas cosas que no tienen nada que ver con casa.
Por ejemplo, la moneda oficial es el rial iraní. Pero cuando te dicen un precio, te lo dicen en tomams, que es 0,1 rial. Es decir, 10 riales es 1 tommam. Así que tu vas y preguntas, «por favor, ¿el kilo de plátanos?» (supuesto ficticio de que yo pudiera siquiera pronunciar la primera palabra en farsi) y el tío va y te dice «900» y tu haces el calculo y dices, «recorcholis, tirado, tan solo 14 pelas…» pero bueno, cuando vas a pagar, el tío se encarga de explicarte la diferencia entre tommams y riales por si te quedaba alguna duda… (es decir, para que sepáis, el kilo de plátanos está a 140 pesetas. Nota: uso pesetas, porque es más fácil de convertir…). Y bueno, pues este lío en todo, taxis, hoteles, restaurantes… ¿Para que coño tienen una moneda si luego se expresan en otra? Es como si en España fuésemos a una tienda de ropa a comprar unos vaqueros (supuesto verosímil) y en lugar de decirnos que cuestan 50 euros nos dicen que cuestan 5 «yoquese», pero pagamos con nuestros billetitos que ponen las cantidades en euros… en fin, muuuuuy divertido, sobre todo los primeros días, como os podéis imaginar…
Eso sin contar que aquí se paga todo por anticipado. Vas a un hotel y aunque se quedan con tu pasaporte por la noche, van y te hacen pagar por anticipado. O por ejemplo, vas a revelar 10 rollos de fotos y ¡te piden que los pagues por anticipado! ¡Pero si no saben cuantas fotos van a salir! El concepto del crédito, del pago en plazos y demás… no, aquí no vale. Lo increíble es que el billete más grande de curso normal es de 20.000 riales (a ver si hemos aprendido: ¿cuantos tommams son 20.000 riales?) bueno, lo importante ahora es que equivalen a 3 dólares… os imagináis el fajo que hay que sacar para pagar una cena de 4 personas de, por ejemplo, 1.000.000 de riales? Por no decir cuando uno quiere comprarse un ordenador o yo que sé, una lavadora… (por cierto, acaban de lanzar hace unos meses billetes de 500.000, supongo que para aligerar las carteras de los ricos…) Las tarjetas de crédito no se pueden usar por el embargo de EE.UU. sobre Irán, ya que todas las compañías de tarjetas de crédito son de los Estados Unidos de América…
Lo bonito de estar en un país musulmán es el ezan, la sintonía que acompaña a la puesta de sol, y otras 4 veces al día… Aunque tiene algo de obsesivo, de impuesto, porque estés donde estés es importante que sea oída bien por todo el mundo y, por eso, en la mayoría de los parques han instalado altavoces por los cuales se pueden oír los rezos del imam en la mezquita, por si no te dio tiempo a acudir a ella. Por no decir las radios o las televisiones, muchas de las cuales interrumpen la programación por 10 minutos para retransmitir los rezos.
Casi tan curioso es eso como ver todos los parques iluminados con farolas de colores. Las que más se llevan este año son las de color lila, verde y rojo, para dar un bonito y original colorido al frondoso parque de ciudad… «¿no es mucho más bonito así acaso?» me pregunto un local… os imagináis la respuesta…
Y es que los parques son una joya muy preciada para los iraníes. Son el lugar de esparcimiento favorito, a falta de dinero bueno es el césped. Sobre todo los viernes, cuando casi hay que reservar plaza en el césped para extender la manta y montarse el picnic, entre familias, amigos y demás, en círculos que suelen ser de 15 o 20 personas. Se están todo el día allí. Cocinan (nada de tupperware, cocinan como en casa, se traen cacharros, cacerolas, la butano) sobre todo sopas, barbacoas, todo aliñado con hierbas y pan. No puede faltar la pipa de agua (aquí se llama qalyan) y las siestas en las alfombras…. Los más activos improvisan entre los grupos de personas, lo cual ya es bastante meritorio, partidos de fútbol (el deporte favorito sin duda, y más ahora que están clasificados para el Mundial 2006… que tiemble USA como coincidan en algún partido…), voleyball (acaban de ganar la copa de Asia de volley o algo así…) e incluso al bádminton, si bien, con menor devoción.
Otra cosas diferente es haberme encontrado con turistas afganos o pakistaníes. El otro día conocimos a una pareja de turistas de Afganistán, muy simpáticos. Ella no abrió la boca, él excelente ingles (trabajaba de interprete para ONGs, al parecer son la gente más rica del país, que puede viajar…). Pero no todos los que vienen de esos países son turistas, ni mucho menos: hay casi 2 millones de inmigrantes y refugiados afganos en el país, sobre una población de 70, lo cual es un 3%, que no es poco… Ya me parecía que mucha gente tenia ojos como achinados, rasgos más redondos, no sé, me parecían a las fotos que he visto de kirguizos o tayikos, pero resulta que son los del norte de Afganistán…
En cuanto a estética, por ejemplo, se lleva mucho la barba, asociada con la religión, principalmente. Hoy me han dicho que uno de los 12 imames sagrados, no sé bien quién, dijo que la barba se debía llevar ya que así protegía los dientes. No sé muy bien cómo, aunque yo me la he dejado por otros motivos -comodidad de no afeitarme-, ojalá también me beneficie de esas ventajas indirectas… Me ha sorprendido que muchísima gente tiene los ojos azules o verdes, sobre todo en la parte centro norte del país. Tal vez por eso me han confundido por local en ocasiones. Ah, y no tienen la piel tan oscura como creía, muchos pasarían por turcos, por ejemplo.
Y bueno párrafo aparte merecen las mujeres, tan diferentes según la ciudad. Eso sí, una constante, maquillaje a saco entre las jóvenes y mediana edad. Cuanto más pintura, más elegantes van. Se lleva el rosa. En pequeñas ciudades, más conservadoras, predomina el sobrio y elegante negro; En ciudades grandes, provocadores pantalones y largas chaquetas de colores. Mismo estilo, pero con las marcas bien llamativas: copias y originales de Gucci, YvesSaintLaurent, Rayban, cuanto mas grandes, llamativas y caras mejores, lo mismo que el teléfono, que como son de las pocas propiedades personales visibles, cobran especial relevancia en este país… (to be continued…)
Los hoteles son también curiosos, por lo menos a los que voy yo que son los de los locales, los baratillos. El baño suele ser compartido (los hay desde fétidos y hediondos a limpios e impolutos) así como la ducha. Para que no cojamos nada en la ducha, en cada habitación hay unas chanclas en la habitación, para que no vayamos descalzos… me pregunto que tendrán las chanclas, no tanto el suelo de la ducha, ya que siempre que las pongo están como húmedas, como empapadas (todo tipo de hongos, ¿tal vez?)… prefiero ir con mis chanclas, la verdad. El agua caliente en la ducha me ha dado ya alguna sorpresa: el grifo caliente está a la derecha, no a la izquierda como en España.
Además se quedan tu pasaporte por las noches (dicen que suele haber controles de la policía en búsqueda de huéspedes ilegales). Será por eso que te miran el pasaporte los recepcionistas como, literalmente, policías, incluso me han llegado a preguntar por mis visados, de dónde venía y a dónde iba…
Una anécdota curiosa fue encontrar por todo el centro de Kashan carteles de una academia anunciando preparación para los tests del Toefl y Proficiency de inglés… Que divertido me pareció: hubiera matado por encontrar una, solo una persona capaz de hablar inglés a nivel First, como mucho… lo básico y elemental, vaya. Y es que la comunicación es laboriosa, cansada y frustrante, si bien muchas veces el que no sepan más que farsi resulta útil: les encanta acercarse a hablar contigo, a verte, tocarte, en fin, estar cerca del «guiri este que se ha debido perder en mi barrio» y sobre todo, hablar, pero en farsi, con lo cual muchas veces es fácil escudarse en este desentendimiento para evitar «males mayores» y tener guardaespaldas durante media hora, siguiendo fascinados el recorrido del guiri por el barrio. Para un viajero, que disfruta con la gente, darse cuenta de lo que muchas veces cansa la cercanía de la gente es paradójico. Pero es que en Irán se te acerca mucha gente, en cualquier momento, situación o circunstancia. Pero lo que no saben es que muchas veces, ese momento, situación o circunstancia no son, precisamente, las mejores… estás cansado, o cabreado porque te han timado, o te has perdido o tienes hambre…
¡Qué cosas tiene el viajar! Vas buscando el contacto humano y cuando lo tienes, a veces te cansas de él…
La verdad es que el escaneo que te hacen a veces cansa también. Por ejemplo, yo que voy a todos lados con mi Casio de mierda y la gente no para de mirarlo. No sé que tiene, debe parecer bueno o algo, pero me lo miran con devoción y admiración. En los bazares me lo quito, no se crean que soy rico y si ya regateo mal, encima me vayan a subir el precio. Y no es que ellos no lleven relojes o relojes decentes, lo que yo creo que pasa es que simplemente me escanean, de arriba a abajo. Y no voy tan diferente a ellos. Vaya no voy en rollo hippy, ni macarra, ni punk… voy con mi camisa, pantalones chinos, mis sandalias… no es raro, pero aun así, como si hubiera venido de otra galaxia.
Al principio te hace gracia, luego cansa, joder, ¡que no soy un bicho raro! Y bueno, cuando saco la cámara… no sé que ven en ella, pero ¡todo iraní tiene una cámara más moderna y mejor que la mía! Llevo una cámara manual de segunda mano, de la década de los 70… pero da igual, les parece que es la leche. Supongo que se imaginan que al ser guiri llevas todo lo mejor y más nuevo y más caro y no les cabe en la cabeza que muchas veces son ellos los que van a la ultima en tecnología (no tantas veces, en realidad.)
Pero pensándolo bien, eso es para lo que viajamos: para conocer el Otro, pero para que ese otro también nos conozca a nosotros.
(Artículo escrito el 3 de junio de 2005)
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