Así que allí nos quedamos. Tirados en la frontera, en el Sani Pass, en mitad de la montaña, en un puerto ventoso, frío aunque, por suerte, soleado. La hora y media de espera tuvo su recompensa: una furgoneta repleta de basotos (así es como se llaman en su idioma los oriundos) con su carga fue desmantelada […]
Siete dias en el reino de las montañas
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