Asier Jorge había hecho dos grandes viajes, pero ninguno en bicicleta. Así que llegar hasta Ciudad del Cabo (Sudáfrica) desde Durango (País Vasco), después de recorrer 27.000 kilómetros y atravesar 25 países de Europa, Oriente Próximo y África fue algo muy especial.
Tras cruzar Europa en dos meses, recorrió Turquía, Israel y Jordania antes de empezar el verdadero reto: cruzar África. Egipto, Sudán, Etiopía… fueron los primeros países, donde ya sufrió el calor, viento y la dureza del continente. Kenia, Tanzania y Mozambique le siguieron. Los últimos países en su ruta fueron Malawi, Zambia, Botsuana, Namibia y Sudáfrica.
En este podcast algo más largo de lo habitual, conversamos con Asier sobre lugares increíbles, o las gentes que encontró, pero también de cómo lo hacía para acampar, conseguir agua potable o cruzar fronteras, algo que todo viajero por África debe considerar.
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Información adicional:
Asier Jorge partió de Durango, Euskadi, un 5 de agosto de 2017. Su plan era llegar a Ciudad del Cabo en más o menos dos años de trayecto. Al final fueron 21 meses, en los que recorrió 27.000 kilómetros por 25 países.
Tras un año de preparativos y con una excedencia, empezó recorriendo España, Francia, Suiza, Italia hasta Balcanes. De allí pasó a Grecia y luego a Turquía. Allí tuvo que cambiar el cuadro de su bicicleta, pues tenía un defecto de fábrica. Poco a poco recorrió ese país, empezando a recibir la hospitalidad de la gente: le invitaron varias veces a comer, cenar, desayunar, a beber té, dormir…
En Israel no disfrutó tanto, pero volvió a hacerlo en Jordania, donde visitó Petra y el desierto del Wadi Rum, su último desierto en la parte asiática de su viaje.
Egipto fue el primer país de África, pero no lo disfrutó demasiado al tener que ir escoltado, sin libertad y sobre protegido. Y la gente, que constantemente quería venderle algo, no le gustó demasiado.
El contrario pasó en Sudán, gente más pura e inocente. Allí también se empezó a enfrentar al desierto, al viento, a la ausencia de agua en algunos tramos, lo que le forzaron a tener que subir a un camión para no deshidratarse.
Etiopía no fue un país fácil por su gente, muchas veces interesada, y cuyos niños le tiraban piedras y constantemente le pedían dinero. Allí visitó la depresión del Danakil, con su volcán activo Ertale. Y fue en busca del yacimiento en el que se encontró a Lucy, una Australophitecus Afarensis que revolucionó la teoría de la evolución. También visitó las tribus del valle del Omo, pero yendo a los mercados, no a los pueblos, para evitar la mercantilización.
En Kenia entró por el lago Turkana, que le fascinó, descendiendo hacia la costa, sin entrar en parques naturales. Fue alojado en misiones y ayudado cuando casi se quedó sin dinero.
Tanzania fue el siguiente país, y Mozambique, un país complicado por su conflicto armado, en el que tuvo algún problema: fue confundido por un terrorista por la policía, lo que le regaló la peor situación del viaje.
Malawi no fue un país que disfrutara especialmente, aunque allí descansó mucho junto al Lago Malawi, su cuerpo se lo pedía. Tras un breve paso por Sudáfrica, entró en Zimbaue, un país que le gustó para pedalear, a pesar del tráfico en algunas carreteras, y la peligrosa manera en que conducían: varias veces tuvo que salirse de la carretera para no ser atropellado.
Tras este país pedaleó por Botsuana, del que destaca su paso por el delta del Okavango, antes de entrar en Namibia, un país que fue un desafío por las largas distancias, pocas poblaciones y ausencia de agua. En Ciudad del Cabo, 21 meses después de su partida, dio por concluido el viaje, feliz y contento por lo logrado, y con ganas de tomarse un merecido descanso tras casi dos años en constante movimiento.
Si quieres saber más de Asier, visita su página web y su perfil de Facebook.

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Sintonía de inicio: Lohstana David – Dans un petit verre d’eau – Licencia Creative Commons (obtenida desde http://www.jamendo.com)
Canción cierre: HiGhMaS, de Ska One (License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/)
