Sí, sí, en viaje organizado. Habéis leído bien.
Para los lectores de África de cabo a rabo que no sepáis las últimas noticias de esta pareja de viajeros por el continente africano, el titular puede resultar desconcertante. ¿Itziar y Pablo viajando con una agencia de viajes por África? Con lo que han sido, con lo que han hecho… ¿se han vuelto tan comodones? ¿se han cansado de viajar de mochileros, en transportes públicos?
La respuesta es que no, que seguimos fieles a nuestro estilo preferido de viaje, pero… hemos vuelto a África, hemos regresado, porque nos ha salido trabajo. En esta ocasión estamos en África del Este trabajando como guías para una agencia de viajes (www.endake.com). Y ahora, entre safari y safari, estamos escribiendo estas líneas desde Arusha, Tanzania, nuestra base de operaciones.
Así es. Desde hace unos meses, hemos empezado a trabajar en una ruta sensacional, que recorre los mejores parques naturales de Kenia y Tanzania. Masai Mara, Serengueti, Ngorongoro, Nakuru… están en el itinerario. Pero no solo visitamos estas joyas de la naturaleza, también nos acercamos a conocer algunas etnias impresionantes, como los cazadores recolectores hadzabes, o los herreros datogas o también, cómo no, a los coloridos y sorprendentes masais. Es decir, un viaje completo y súper apetecible. Una suerte poder hacerlo y repetirlo una y otra vez, como viajeros… pero, nos preguntáis algunos, ¿y cómo guías?
Para todos aquellos que nos lo preguntáis y que queréis saber en qué consiste nuestro trabajo como guías va dedicada esta entrada. Otras preguntas suelen ser ¿cómo es eso de viajar en camión? ¿Es un gran hermano viajero, como puede parecer desde fuera? Preguntas que iremos respondiendo en futuras entradas… Así que si os parece, os respondo:
¿En qué consiste el día a día de un guía? Os pondré un ejemplo de un día en concreto…
El guía se levanta el primero, normalmente a las 5:20h. Despierta a todos los viajeros, para que a las 6:00h estemos todos desayunando. (El cocinero se ha levantado antes aún, para preparar huevos, tortitas, tostadas…) y yo tengo que verificar que todo esté a tiempo preparado. Desayuno light para mi. A las 6:30h tenemos que estar saliendo hacia el parque Nakuru, en esta ocasión en 4×4 que hemos alquilado y que la tarde anterior he confirmado telefónicamente. Tengo que recordar a los viajeros que vayan a mear, que no se dejen nada en la habitación, que devuelvan la llave… y que dejen todo listo y guardado en el camión porque no volveremos al hotel. Hablo con la crew (cocinero+conductor) por si necesitan algo de dinero para comida, reparaciones, diesel, etc… y si es así, se la doy para que lo compren mientras nosotros visitamos el parque natural. De todo me tienen que dar facturas y cambio y yo contabilizarlo detalladamente.
En camino al parque les cuento info sobre el parque, sobre lo que vamos a ver, sobre lo que se puede y no puede hacerse… En la entrada, hago el pago de los billetes (pueden ser $1.000, según el grupo) y entramos. Nos pasamos 4 o 5 horas dentro del parque, buscando animales. Yo, que estoy más acostumbrado, los tengo que ir encontrando e identificando y, una vez parados para observarlos, contarles cosas sobre su comportamiento, su reproducción, sobre sus características, para que todos los viajeros aprendan cosas. Eso mola, sobre todo si encuentras rinos, leones o animales así bien cerquita…
Muchas veces, además, los viajeros añaden cosas, porque muchos son amantes de la naturaleza y los documentales de La 2, así que yo también aprendo. En el coche, yo me comunico con el conductor. Le indico que pare o que siga. Que vayamos en busca de algún león o que paremos a mear. Soy el enlace entre los deseos del grupo y las posibilidades que el conductor y el parque ofrecen.
Acaba la mañana y hay que salir del parque a comer. Yo coordino los tiempos. De hecho, lo he hecho por la mañana y he quedado con el cocinero a una hora, para que esté la comida lista cuando yo llegue con el hambriento grupo al punto de encuentro. Me despido de los 4×4 pagando la tarifa establecida, me dan una factura y les recuerdo a los viajeros que si quieren dar una propina, es el momento. Esto suele chirriar a los españoles, que no somos muy dados a las propinas, pero aquí el rollo va así. Lo menos es que cada viajero, si el trabajo ha sido bueno, de uno o dos euros al conductor, al guía local, etc. No es tanto.
Hora de la comida. Tenemos una hora para comer, recoger y salir. Ayudo a bajar las mesas y sillas que llevamos en el camión para organizar la comida. Si se puede ayudar en algo sencillo y vamos mal de tiempo, lo hago (abrir latas de atún, pelar pepinos…). Verifico que una vez lista la comida esté todo: agua, tenedores, barreño para lavarse las manos, etc. Y, aunque parece una tontería, reviso el orden en que se han puesto las cosas en la mesa (tipo bufet) para que siga un orden lógico. El orden africano en la mesa puede ser vasos, ensalada, platos, postre, aceite y aliño, tenedores, agua… lo que dificulta que la gente se pueda servir con comodidad y agilidad.
Acabo el primero para ayudar a recoger y marcar los tiempos, para que los viajeros no se columpien en la sobremesa… Si la gente se enrolla, igual friegan sus platos y ayudan a recoger, lo cual se agradece enormemente. Acabado, algunos se fuman un pitillo, otros se lavan los dientes y empujo a la gente a que suba al camión para seguir…
Hablo con el conductor si hay alguna parada que deba hacer en el camino (para comprar bebidas, o lugares interesantes como miradores o similares -para explicar cosas- o, como no, las imprescindibles y anheladas paradas para mear…), y me subo a la parte trasera del camión con la gente. Ahí es el momento de contar historias: del país que visitamos, de la zona donde nos encontramos, de su historia, geografía… cualquier cosa que pueda ayudar a la gente a conocer mejor el país donde nos encontramos y aprender. Si el trayecto es largo, que suele serlo, charlamos de todo: de porqué han venido a África, de sus trabajos, de anécdotas viajeras… o propongo juegos que nos entretengan a todos, pues los desplazamientos suelen ser muy largos. También les tengo que recordar que beban agua, que se abriguen o cosas así. De verdad.
En algún momento del trayecto, suelo llamar al campamento o al hotel donde dormiremos, para confirmar que llegaremos y el número de habitaciones o tiendas que necesitamos, por si acaso… así como si al día siguiente hemos contratado algún servicio extra (guía local, excursión, 4×4 o similar) para confirmar el servicio y las horas.
Algo importante que nos enseñó Dani (el jefe) es que durante el trayecto, pase lo que pase, el guía tiene que ser el que más tranquilo esté, en cualquier situación. Como las azafatas en un vuelo: si entran en pánico, el pasaje se va a acojonar. Pues igual: cuando el camión se para porque el camionero ha oído algún ruido raro o a revisar si hemos pinchado o lo que sea, hay que hacer como si no pasa nada. Ni siquiera mirar a ver qué pasa… seguir como si nada, porque en realidad, el 99% de las veces, no pasa nada y así la gente está más tranquila… aunque siempre estará el inquieto de turno que se levanta a ver qué pasa, porqué paramos, porqué nos desviamos, porqué botamos tanto, porqué, porqué, porqué…
En cualquier caso, si pasa algo el guía puede hacer poco: el conductor es camionero profesional, al igual que el cocinero, y sucede cualquier cosa él podrá y deberá arreglarlo. El guía ayudará solo si la cosa está negra: si hay que llamar a un tractor para que nos remolque, coches para que saquen a la gente de allí sea como sea, etc… en fín, tomar las resoluciones que permitan que los viajeros lleguen sanos y salvos y a tiempo a los lugares que están en el programa… en la medida de lo posible, que esto es África.
Esa es otra cosa fundamental a explicar bien a los viajeros, que se empapen de ello desde el primer día. En África todo puede fallar, hasta lo impensable. Yo interiormente actúo siempre como si todo fuera a ir mal para tener un plan B en mente: así, cada día que no hay un problema, es un pequeño éxito (y yo lo celebro con una cerveza al llegar al campamento o lugar donde vayamos a dormir…)
Si todo ha ido bien, llegamos al hotel o campamento a media tarde. Me encargo de hacer el check in y acordar la hora de la cena con la recepción, mientras la gente desciende del camión y va bajando sus maletas. Reparto las llaves (o asigno las tiendas) y explico, si es necesario, algún truco sobre la habitación, hotel o campamento (cómo funciona el calentador, la contraseña del wifi, si hay bar, los horarios de la electricidad , a qué hora estará lista el agua caliente o a qué hora cenamos, etc.).
Mientras le gente descansa, se ducha o pasea, hago el pago del hotel. Hablo con el conductor y cocinero para planear el día siguiente, y así poder explicarlo durante la cena a los viajeros… y aprovecho para hacer la contabilidad de gastos del día, y previsión de pagos del día siguiente, para tener el dinero a mano y preparado… y poder desconectar, finalmente, 5 minutos de todo. A estas alturas, antes de la cena, ya suelo estar reventado. Es un trabajo que apenas permite desconexión, desde las 5:30h hasta que te vas a dormir (normalmente, el último) y a esas horas ya llevas más de 12 horas currando…
La cena suele ser a las 20h. Un rato antes he ido para comprobar que todo está listo. A medida que el viaje avanza, viendo las cantidades y lo que el cocinero prepara, le voy sugiriendo variaciones al menú: «no pongas tanta verdura que siempre sobra», o «les gusta más la carne guisada que a la parilla», o «no pongas el mismo día, spagueti, macarrones y lasaña para cenar»… (ha pasado, de verdad…). O si hay alguien enfermo, pues que prepare arroz blanco o cosas así… Pero en general, no hacen falta decirle nada: son unos fieras, y cocinan con carbón y hornillo de gas como si fuera una cocina profesional. Lo cierto es que cuando se come mejor, es cuando cocina nuestro cocinero. De hecho, engordamos todos.
En la cena, la gente charla sobre el día o sobre lo que sea. Yo intervengo pero ahí soy un viajero más, no modero no hago nada en particular, salvo explicar en algún momento cómo será el día siguiente en detalle (la hora de despertar, la ruta, los tiempos, o consejos como que la gente vaya bien abrigada por la mañana, que sepan que tienen que coger un pañuelo para el polvo o agua o qué se yo…). Cinco minutos antes de acabar la cena, discretamente me levanto para pedir que enciendan la fogata (si estamos en un campamento) para después de cenar poder cerrar el día allí, antes de acostarnos, normalmente a eso de las 22 h…
Cuando todo el mundo se ha ido a dormir, recuerdo los horarios a conductor y cocinero y, por fin, doy por concluido el día. En la cama intento leer un poco de información sobre el día siguiente (animales, geografía, etnias…) pero caigo rendido minutos después…
Y nuevamente empezamos pronto. 5:30h. Hora de despertar. Arranca un nuevo día. Otro en el que cruzas los dedos para que no se rompa nada en el camión. Para que nadie se ponga enfermo. Para que las carreteras no estén enfangadas o cortadas. Para que los servicios que has contratado estén a la hora prevista en el lugar previsto. Esto es África, y todo puede fallar. Nuestro trabajo de verdad, en realidad, es hacer que cuando haya un problema, haya una solución. Y en eso estamos.
Con un guía así, yo me apunto al viaje. 😀
Un placer volver a verlos escribiendo sobre sus aventuras! Desde aquí los seguiremos nuevamente, encantados de que nos acerquen nuevas vivencias o de que nos hagan recordar viajes maravillosos como precisamente el de Kenya/Tanzania!
Qué buenooo!! no sabía nada de vuestra partida nuevamente a Africa, me alegro mucho por vosotros, de verdad.
Con esta entrada y lo poco que os conozco no me hace falta nada más para asegurar que sois las personas perfectas para este trabajo, seguro que le hacéis todo más fácil y ameno al viajero.
Un saludo.
Me encanta Pablo, y encima verme en las fotos, ya es lo mas,jajaj. Lo hicisteis realmente bien, cierto que Dani es un buen maestro pero a vosotros me parece a mi que poco hay que enseñaros. Sois geniales y nos hicisteis el viaje muy ameno.
Para los proximos viajeros, decirles que hasta aprendimos de fotografia, Pablo eres muuuy bueno.
Un besazo a Itziar que es encantadora.
Os echamos de menos 😉
Raquel y Javier (Salamanca)
Qué alegría recibir el enlace para ‘un día de safari’. Imagino que cuantas más veces lo hagáis más placer se le puede sacar. Una cosa que me parece que está muy bien es conocer gente que debe ser interesante y de vuestro campo. Echo en falta música. ¿No hay baile, no hay músicos locales, no tenéis un ‘tocadiscos’ en el que escuchar Chopin como en Memorias de África….
Un abrazo fuerte.
África entranha-se no corpo e na alma! Não mais se pode fugir do seu fascínio! Bom regresso e, se vierem a Angola, não se esqueçam de passar por Benguela. Um abraço apertado!
Buenos días desde Madrid:
Pablo e Itziar:
Qué alegría saber de ti (de vosotros). Os echo de menos.
Yo estoy en Madrid en la última semana de trabajo antes de las vacaciones. Estaré en la costa brava hasta septiembre. Hace calor y las plantas de la terraza están creciendo como en una selva africana, así que cuando vengáis a cenar no notaréis mucha diferencia.
Un fuerte abrazo y un beso.
Marcos
Hola pareja! Que bueno el post! nos alegra saber de vosotros, explicáis con tooodo detalle lo que significa ser guía y suponemos que a estas alturas ya estáis hechos a todo y a todo tipo de públicos, que para eso hay que curtirse, je je!
Muy bueno lo que explicáis de que cuando pasa algo tenéis que aparentar que no pasa nada, nos estamos imaginando un guepardo (no sabemos si hay por esas tierras) o un bicho similar saltando por encima del jeep y vosotros calmando a la gente diciendo que es un gatito de nada…! bromas aparte, vemos que estáis bien y que váis a volver con un máster en fauna y en paciencia! Un fuerte abrazo de los dos!
¡Y todo esto llevando un gorro de explorador! (La foto te data Pablo…) Me alegra mucho ver que los dos andáis bien, currando mucho pero siempre optimistas. Seguro que tenéis a turistas y jefes conquistaos. Cuidado no os vayan a dejar volver 😉 Un abrazo grande, Cristina.
guapos!
Os echo de menoooos y quiero estar allí, con vosotros, de aventura, que me guiéis…
jo. prometo volver a las andadas algún día antes de morirme de envidia….
¡Gracias a todos por los comentarios!
Ha tenido que ser una experiencia inolvidable! Os seguimos!