Escrita por Anna Gasulla (lagasulla@yahoo.es)
Otra vez de cara a la pared. Éste es mi segundo y último escrito en Myanmar, que os mandaré mañana o en unos días desde Tailandia. El atraso tecnológico, de entre otros muchos, la censura y el pertenecer a Yahoo me han vetado. Me han prohibido comunicarme vía email durante tres semanas con vosotros y las tres míseras llamadas a Spain de 5 dólares el minuto en el lugar más económico, que empiezan a contar a partir del primer tuut y probadlo, pasan jodidamente rápidos. Han desequilibrado la economía familiar, obligándonos a entrar en el SPRG: el Segundo Plan de Reducción de Gastos. Del hotel a 10 dólares la doble, a uno a 8. De la Coca-Cola de 800 kyats al zumo de limón exprimido y agua supuestamente embotellada de 400 kyats. De comer en restaurantes con la jet-set myanmareña a los Night Stalls de la calle. De los mosquitos de los primeros a las cucarachas de los segundos. De entrar en «El» súper y arrasar a solo pasar a mirar.
Que dictadores que resultan nuestro SPRG, las leyes y el gran Dictator que gobierna este país. Queríamos cruzar a Tailandia on-land, por carretera, por eso de que la línea que estamos dibujando en el mapa no se corte, y nada. Prohibido. Solo hay dos pasos fronterizos abiertos: uno en el norte, en medio del Triángulo de Oro, y otro en el punto más al sur del país, con piratas y plantaciones especiales, según dicen. Podemos ir, pero volando y con gastos extras de salida. 170 dólares por Ranong, al sur, donde más nos apetecía. O sea que volamos con la más barata que hemos encontrado (maldito SPRG) a Bangkok, que nos sale por 90. Eso sí, con la Biman Airways, de Bangladesh. ¡Ups! (¡espero que estéis leyendo el mail!)
Esto ha sido Myanmar. ¡Una censura! Apenas te dejan mover. Medio país está prohibido a los foreigners y el otro medio que te dejan está en unas condiciones infrahumanas que dificultan mucho el viaje y la independencia del supuesto Independent Traveller. Lo que sí funciona son las 5 atracciones más turísticas y, sobretodo, el que disfruta más es el Turista de Paquete, que lo llevan en autobuses de súper lujo con a.a., en aviones o barco. ¡¡Nada de pick-ups tamaño Renault Space con 41 personas!! Dentro, asfixiados, enlatados, arriba en el techo, o colgados a los lados. El culo te duele pero se te olvida pronto, cuando las piernas que no puedes mover se te han dormido y poco a poco un dolor inhumano se despierta y lo único que quieres es moverlas, estirarlas, ¡llegar de una vez! Levantarte, gritar al del lado, saltar del coche y seguir a pie. Duele.
El turista de paquete, para llegar a la playa, vuela. Tampoco viaja en el autobús regular de Bagan a Tangok-Tandwe. Nada, 10 horitas el primer trayecto con 5 controles militares-policiales en medio de la noche que no te dejan dormir, 2 horas de espera y otras 3 de viaje. Lo de autobús aquí tiene un significado diferente. No sé si es porque les sale más barato que los camiones o porque resultan más versátiles pero, aquí, el bus es para carga y pasajeros. Sí, sí. Carga y pasajeros. Dícese que lo llenan primero de cajas, sacos, lo que sea, hasta el bote, arriba, abajo, dentro, bajo los asientos, encima, si es que no los han quitado, donde sea. Y, cuando está toda la mercancía dentro, ponen los asientos según el espacio que les ha quedado. El tema plazas es muy flexible.
En este trayecto a la playa, el autobús era más bien un mini-bus mini, mini, de 16 plazas e íbamos 12, «confortablemente» sentados sobre sacos de cebolla que olían ligeramente. Mis piernas colgaban pues los asientos los habían subido un metro para tener así mas espacio para los sacos. Al estar más altos, estábamos enganchados, a un palmo, de la luz central del bus, un fluorescente que no apagaron en todo el trayecto y que fue anzuelo para todo insecto viviente que encontramos en la larga noche. Al principio, me los sacaba del pelo; después, entre la incomodidad y cansancio, apenas los notaba. ¡Pero llegamos, y vivos, a la playa! Una de esas de arena blanca y cocoteros en donde duermes en una cabañita, y sufres porque quieres que lleguen las 6 de la tarde para escaparte al resort pijo de al lado a tomarte unos cocktails de happy hour de puta madre. Cuatro días alcohólicos. Y de buena vida… ¡¡con langosta a la parrilla incluida por 6 euros!! Pero este Myanmar es un espejismo. Y la italiana sesentona siliconada con su marido mafioso, yerno actor porno e hija barbie negrita, ojalá también.
Myanmar es como entrar en un desván y rescatar poco a poco, de entre el polvo, pequeños tesoros, encontrar pistas y caminos, ¡y no pillarte ningún dedo con alguna trampa para ratones que hayan puesto!
Montañas, tribus, ruinas comparables a las de Angkor Wat, playas, edificios (y hasta pueblos) británicos coloniales, que te hacen sentir, por un momento, en medio de la campiña inglesa, rodeadita de hindús guapitos morenitos, una oferta gastronómica inigualable. O curry shan, o curry indio, o curry bamar, o curry curry. ¡Si eres un curry lover, this is your place!
Quiero agradecer a la Reina Victoria de Inglaterra quien, en sus ansias de grandeza, colonizó Myanmar y así «educó» a estos salvajes, enseñándoles inglés. ¡Los viejos lo hablan muy bien y los jóvenes nada; buenos modales y hacen colas para comprar tickets! ¡Y el bus, aunque cutre, es numerado! Y qué me decís del cine… ¡Las películas sin doblar! In English de Hollywood, para disfrute de los aquí presentes. Lástima que no les llegó su humor, snobismo o calidad, o que, a nivel de gusto, en los genes predomina el gen oriental, ¿quizás chino? Las pelis son todas de tiros y peleas, y lo del sexo se pierde en casa del censurador… ¡¿o es que el Pitt es súper rápido con la Jolie?!
Ahora pensaba que, con la ayuda de las fotos, os acabaré de explicar-describir mi experiencia myanmareña, pero ¡ups! ¡Me parece que apenas he sacado dos carretes! ¿Tanta prohibición o el no stress del viaje? ¡En dos semanas de vacaciones viajas, consumes y no paras de sacar fotos de recuerdos que no se te escapen! En este poco (ejem) más de tiempo te relajas más y, paradójicamente, te vuelves más exigente. También te sorprendes menos, quizás.
Annita is back. Connected again. A punto de presionar el botón send desde Bangkok, en pleno Khao San Road, el clásico centro de peregrinaje de los backpackers. ¡Qué mayor que me hecho! ¡Queé pija! Nos escapamos de vacaciones del viaje. Krabi, Phi Phi o Lanta o Karutao…
Publicado originalmente el 8 de noviembre de 2005.