Estar en Irán, a pesar de ser un cambio respecto a Turquía, no es tan grande como nos pueda parecer… dicho de otra manera, o Turquía es mas asiática de lo que pensamos o Irán es mas europea de lo que creemos (entre nosotros, me inclino por la primera). Así que para el asudio viajero turco, culturalmente el país no representa un shock cultural tremendo, mucho mas si se viene a Irán desde la frontera turca, no volando directamente a Teherán. Pero el que venga directito y fresco de Europa…
… flipará. Pero a lo grande. Con el tráfico. O mejor dicho, por cómo conducen. Por que no conducen mal, no, todo lo contrario, conducen brillantemente, porque conseguir que no haya visto apenas accidentes, ni atropellos (el mío ha estado ya cerca en un par de ocasiones… según me dicen tengo una tasa de intentos de atropello baja: debe ser la experiencia acumulada en Turquía….) en lo que llevo de estancia aquí, es de genios.
Cuando vas en un taxi lo mejor que puedes hacer es relajarte y pensar que no pasará nada. Porque no lo hará. Porque un milímetro es eso. Un milímetro. Si no hubiese un milímetro el taxi seguramente no hubiera pasado. Pero lo hay. Y el tío pasa. A un milímetro del parachoques del coche de la derecha. Mientras el que venía por la izquierda pitaba ligeramente, para avisar que, literalmente, se cruzaba en nuestro camino. Poco después varias motos pasaron, en un serio, rápido, suicida slalom entre los coches (cuando digo slalom es eso, slalom, no haciendo unas eses). Debía ser que no había sitio en la acera o que en ese trozo había vallas anti-moto, porque una de las aficiones de los moteros (máxima cilindrada en Irán es 200 cc. por fortuna) es cortar el atasco por la acera. ¿Y porqué no? Aunque es más divertido, y por eso lo hacen tantos, meterse en contra dirección, bueno, solo unos metros, 200, 300, yo que sé, 500, solo hasta la siguiente salida o cruce… nada, encienden las luces y no pasa nada… ¡pero también los coches!, no solo las motos… Otra afición es dar marcha atrás en la autopista, aunque esa no tiene tanto merito, salvo que venga otro coche por el arcén, en cuyo caso hay que hacer maravillas, que es lo que mola… en fín, acojonante, flipante…
Claro, para cruzar ya ni os cuento. No hay semáforos (bueno, alguno en las avenidas principales) con lo que literalmente es «cruce quien pueda». Y, o te tiras al trafico o no cruzas. Así de simple y claro (aunque siempre es bueno cruzar apoyado en un peatón iraní, con mas experiencia, que marque el paso de cruce, claro…). Lo mismo con los coches, o meten el morro y más, o no les dejan pasar, así que es la ley del mas fuerte, del más rápido, del más hábil…
Volviendo a donde estaba, tampoco creo que se deban (y no lo voy a hacer) trazar analogías entre uno y otro país, por las tres o cuatro tonterías que voy a decir, pero son pequeñas cositas que voy a apuntando y pensando, sencillas, simples, sin mas intenciones que resultar curiosas…
Para empezar los WC. Más similitudes que diferencias… ¡El agujero en el suelo! Fuera de Estambul, no he estado en ningún hotel, restaurante, café o similar, en el cual hubiese una taza de water. Y, por supuesto, mucho menos papel de water… La verdad, es que sin entrar en detalles, me estoy convirtiendo en un experto en su uso a la manera local, así que a mi regreso estudiare seriamente la necesidad de ocupar tanto espacio con una taza y un bidet… ¡con un agujero y un puchero de agua vale! Aunque en Irán tienen una manguerilla, el puchero o jarra de agua es especialidad turca… La única diferencia entre unos y otros es el grado de putrefacción que haya, con lo cual el agacharse puede ser o asqueroso o simplemente repulsivo… insisto, no entrare en más detalles…
Aquí le dan mucho, pero mucho, también al té. Pero no con tanta clase como en Turquía. No hay esos bonitos vasos con formas redondeadas, con delicados dibujos dorados adornando el transparente cristal. No. Aquí son los típicos Arcoroc de toda la vida (en su versión iraní) como los de los vinos chatos, con un plato sin más adornos… El té, en la mayoría de parques y similares, te lo dan en ese vaso, con la bolsa colgando (viva la modernidad…) se acabó el método tradicional de mezcla de té concentrado y agua (que, sin embargo, sí vive en las casas de té tradicionales). Lo más curioso es el azúcar porque no lo disuelven en el agua, sino que es un azúcar duro, sólido, que ponen en su lengua. Cuando el té esta templado lo van bebiendo y mezclando con el azúcar que han ido derritiendo en la lengua, con lo que supuestamente el efecto es el mismo… Es importante, al principio, beberlo como ellos, tirándolo sobre la taza y dejando que se enfríe allí, ya que sino nos abrasaremos la boca intentándolo mezclar allí. Al principio choca verlo, pero allá donde fueras haz lo que vieras, ¿no?
Más exagerado que en Turquía y mucho más que en España, los más mafiosos, macarras, timadores y asalta turistas son los taxistas, pero aquí también, les acompañan los vendedores de tickets de autobús… En más de una ocasión, empleados de la empresa de transportes, han intentado venderme billetes a doble del precio real, por lo que es básico saber de antemano el precio, por lo menos estimado, para que suene la alarma en caso de intento de timo… y bueno, los taxistas, pues eso, taxistas son … ahí han llegado a pedirme hasta 10 veces más de lo normal por un trayecto… ¿no esta mal, no? (si hubiese colado, claro)
El idioma turco y el farsi (aquí no hablan árabe) tienen algún punto en común, pero no demasiado. Es curioso que la manera de decir «sí» se pronuncia «vale», con lo que esa, como bien suponéis, la he aprendido con facilidad. El resto es muy jodido. Y además con escritura tipo árabe, con lo que no se entiende nada de nada, escrito de derecha a izquierda. Los números (que se escriben de izquierda a derecha, por lo menos) ya me los he aprendido, por lo menos para leer los precios que ponen en los carteles (otra cosa es que entienda a que corresponden esos carteles…)
Y un apunte que tengo por aquí es mi sorpresa por haber visto el uso del ábaco, ese cacharrito histórico como pocos, que todavía se usa en muchas tiendas, sobre todo, fuera de la capital. En las tres ciudades donde estuve antes de llegar a la capital vi como se usaba regularmente… a falta de calculadoras, ¡bueno es el ábaco!
Venga, que con tanto rollo voy a acabar aburriendo en lugar de entreteniendo.
Abrazos desde Teherán!
Pablo
Publicada originalmente el 18 de mayo de 2005
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No, no me has aburrido Pablo, ¡al contrario!
Me ha gustado ver las similitudes entre los dos países, cosa que no supe hacer al entrar en Irán; estuve tan agobiada con el pañuelo, vigilando que no se me viera nada (las mujeres mayores me recriminaban si se veía un poco de pelo), que no pude disfrutar del Irán que a todos os apasiona.
¿Viste semáforos? Los habrían puesto para ti 😉 Sí, en Teheran se han de cruzar las calles «a lo suicida»; si no, no cruzas.
Me sorprendió gratamente ver que utilizaban el ábaco. Si funciona ¿por qué ir con calculadora?
¡Os mando un fortísimo abrazo a los dos!
[…] culturalmente hablando… porque estos iraníes tienen sus cositas curiosas. Aunque el otro día afirmaba que no eran tan diferentes, hoy saco a relucir algunas de esas pequeñas cosas que no tienen nada que ver con […]
[…] que los temas sociales (la situación de la mujer), la hospitalidad no siempre desinteresada y las diferencias o similitudes entre Irán y España han ocupado mucho de mi interés en este país. Sin embargo, sus ciudades, mercados y arquitectura […]