Tras haber recorrido el principal de los dos Caminos Naturales de la Ribeira Sacra que hay en la zona, que nos llevó hasta el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil (etapa 1), nos animamos a hacer la variante que terminaba en otro monasterio: el de Santa Cristina de Ribas de Sil.
Esta variante del Camino Natural de la Ribeira Sacra nos prometía vistas sobre el río Sil, bosques, ermitas y algún pueblo, antes de alcanzar el monasterio. Lo que no adivinábamos antes de salir era que durante el camino nos encontraríamos alguna sorpresa en forma de fruta que a finales de junio estaba en todo su esplendor.
Comenzamos la ruta en Parada de Sil. Nada más salir de nuestro alojamiento encontramos el monumento a “O Barquilleiro”, profesión frecuente entre quienes emigraban a ciudades como Madrid o Barcelona a finales del siglo XIX y principios del XX. Atravesamos el pueblo y al alejarnos del centro encontramos algunas casas muy descuidadas, parecían abandonadas. Un signo más de la despoblación de esta zona, como ocurre en tantas otras de la España rural.

Tomamos el camino de tierra que transcurría enmarcado por muros de piedra tapizados de musgo y bajo la sombra de los castaños. Solo se oía la brisa moviendo las hojas y algún que otro pajarillo que no supimos identificar. El camino se cruza con la carretera que va hacia el mirador de los Balcones de Madrid y nos desviamos de nuestra ruta para acercarnos a verlo.

Extras del Camino Natural de la Ribeira Sacra
Antes de llegar al mirador, el camino pasaba por un foso que antiguamente se utilizaba para cazar lobos. Junto al foso había un cartel que explica lo que es y cómo se empleaba. Resulta curioso conocerlo, aunque si no estuviera el cartel probablemente solo le hubiéramos dedicado una mirada, sin entender lo que estábamos viendo.

Nos asomamos al mirador Balcones de Madrid, desde donde dicen que las familias se despedían de los emigrantes que cogían el tren para ir a la capital. Desde aquí disfrutamos de una preciosa vista del Sil, que estaba 400 metros por debajo de nosotros. En la orilla de enfrente, que es la Ribeira Sacra lucense, se veía el Santuario de la Virgen de Cadeiras.

Una pista con puentes, ermitas y pueblos
Retomamos el camino, que ahora era un tramo de pista en buen estado, que descendía junto a bosques de pinos y robles. Gracias a un puente de madera, atravesamos un riachuelo que en esta época del año no llevaba mucha agua. El camino resultaba muy tranquilo, sin más ruidos que los de la naturaleza.
La ruta continuaba alternando ascensos y descensos ligeros, caminos de tierra con otros empedrados… hasta llegar a Portela. Atravesamos esta pequeña población en la que apenas nos cruzamos a un par de personas que estaban trabajando sus huertas.

En el entorno del pueblo se adivinaban zonas de pasto, pero no veíamos animales, lo que nos hace pensar que la actividad ganadera debe de estar bastante abandonada. Al salir de Portela comenzaba el asfalto, que ya no abandonaríamos hasta el monasterio de Santa Cristina.
Poco después de salir de Portela nos encontramos con la ermita de San Antonio, que estaba cerrada y no pudimos ver por dentro. Frente a la ermita había un merendero con bancos y mesas de madera donde paramos a comer un tentempié. El merendero está bajo robles y cerezos que en esta época del año (finales de junio) estaban repletos de fruta. Tuvimos la suerte de disfrutar de algunas cerezas bien rojas y jugosas.
Miradores en la Ribeira Sacra
Junto al merendero, la carretera desembocaba en otra que lleva al pueblo de Castro y a un cámping. Detrás de este está el mirador de Castro (más conocido como el mirador del cámping): se trata de dos pasarelas de madera con barandilla que, apoyadas sobre troncos, se elevan y ofrecen espectaculares vistas del cañón del Sil.
Retomamos la carretera y al poco pasamos por una curva desde la que, nuevamente, nos asomamos al Sil. En el último tramo antes de llegar al monasterio, que tenía una fuerte pendiente descendiente, junto al camino, medio escondidas, encontramos unas fresas silvestres que estaban maduras, sabrosas y nos supieron a gloria.
El monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil
La carretera termina en el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, del que se tienen noticias desde el siglo IX. Tiene una iglesia románica de finales del siglo XII y una portada muy bonita que da acceso al claustro anexo de estilo renacentista. El monasterio ha sido rehabilitado y ahora está vacío y sin actividad. Se puede visitar todos los días de la semana (11:00 a 14:00 y 16:00 a 19:30) y la entrada cuesta 1 €.
Me llamó mucho la atención el castaño que hay a las afueras del monasterio, en el que han dejado ofrendas de todo tipo (fotos, dibujos, pulseras, monedas…).

Regreso alternativo a Parada de Sil
Después de ver el monasterio, para regresar a Parada de Sil sin repetir el trayecto, decidimos tomar el PR-G98. Este sale desde el monasterio, se cruza con la carretera y después se interna entre bosques de castaños y alguna aldea abandonada hasta llegar a Parada de Sil. Esta parte del recorrido me gustó mucho porque hay más camino que asfalto y se pasa por parajes muy tranquilos en plena naturaleza. Eso sí, es triste ver que hay las aldeas abandonadas aunque imaginando el aislamiento que debía de haber en esta y zona es comprensible.
Datos prácticos
Longitud: 8 km. Si incluimos el regreso, unos 16 km en total la ruta circular.
Duración: Nosotros, 2:30 horas, con pausas para picar algo, fotos, etc. (4:30 horas si incluimos el regreso).
Dificultad: Fácil, aunque tiene cierto desnivel de bajada (400 m) y de subida (170 m).
Información detallada de la ruta, desniveles, mapa, track y toda la información en la web del Ministerio de Agricultura.
Agua: hay fuentes en los pueblos del camino.
Comida: el cámping de Castro tiene bar.
Recomendaciones: zapatilla de montaña, paraguas (para lluvia o para el sol en verano).
¿Dónde dormir?
Nuestra base para hacer las dos rutas del Camino Natural fue Parada de Sil y nos movimos en coche por la zona.
Nos hospedamos en el Alojamiento Carrioza, un pequeño alojamiento familiar (los dueños son los propietarios del hotel y del rico restaurante O Balcón da Ribeira) con una decoración muy cuidada y moderna dentro de un edificio de piedra tradicional.
Con desayuno continental (café, tostadas o bollería), la habitación doble sale por 50-60€ según temporada.
¿Dónde comer o comprar para picnic?
En Parada de Sil hay dos pequeños supermercados donde comprar algo de comer (fruta, pan, queso, empanadas, chocolatinas…). También pueden preparar un bocadillo en alguno de los restaurantes del pueblo.
Si, como nosotros te quedas en Parada de Sil, encontrarás restaurantes bastante buenos (muy llenos en fin de semana y julio-agosto): O Balcón da Ribeira, Casa Mercedes, O Curtiñeiro o Parada de Sil, todos ellos con terraza y bastante agradables.
En Parada de Sil tienes también una farmacia, panadería, estanco y una gasolinera.
[…] El Monasterio de Santo Estevo, que fue empezado a construir antes del siglo X, marcó el final de nuestra ruta. Aunque en la web del Ministerio de Agricultura muestra que el Camino Natural llega hasta el Sil, por una cuestión logística (solo teníamos 1 coche), por cansancio y porque aquel lugar es mágico, decidimos poner punto final a nuestro paseo allí. Un buen café con leche y una tarta de manzana fueron el broche de oro a este día largo, de casi 7 horas de caminata. Tampoco pasaba nada por no llegar hasta el final: había que reservar fuerzas porque al día siguiente haríamos otra caminata, desde Parada do Sil hasta el Monasterio de Santa Cristina, la segunda parte de este Camino Natural de la Ribeira Sacra. […]