«Lo más dificil para mí es no fumar. Comer y beber es una cuestión de control mental, pero el tabaco… eso es lo más difícil» nos comentaba Murat, un operario que vino a charlar con nosotros en Yusufeli, al ver que éramos extranjeros. Le costaba hablar. Era como si su lengua se hubiera dilatado dentro de su boca, de tal manera que apenas podía vocalizar: tenía la boca seca, áspera, pues no había bebido en todo el día. Estábamos en Ramadán, el mes de ayuno que todos los musulmanes deben cumplir cada año y, para muchos, aquel mes de julio estaba siendo un mes especialmente difícil.
Lo reconozco: cuando al principio del viaje caí en la cuenta de que el mes de Ramadán iba a coincidir por entero con nuestro viaje por Turquía, pensé que nos habíamos equivocado con el destino o con las fechas. Aunque no teníamos en mente la ruta, sabíamos que ibamos a ir a lugares poco turísticos y pensamos que muchos días iba a ser muy difícil comer… Además, este Ramadán coincidía con el verano, lo que implicaba mucho calor y largas horas (17 en concreto) en que, como una prueba a su fe, no pueden comer ni beber ni fumar. Creí que eso nos iba a ocasionar problemas…
Ahora que ha finalizado, y habiendo vivido el antes, durante y después, hacemos balance de cómo se vive en Turquía el Ramadán y qué ha significado para nosotros. Por eso, si estás pensando viajar a Turquía y tu viaje coincide con el Ramadán, seguramente te interese seguir leyendo. Y si tienes curiosidad por saber cómo se vive el ayuno en este país, aquí encontrarás la respuesta.
Las 7 preguntas que tal vez te hagas sobre el Ramadán en Turquía
¿Tendré problemas para comer?
En líneas generales, se puede decir que no. En todas las ciudades del país (Estambul, Izmir, Kayseri, Amasya, Sivas, Trabzon…) hemos encontrado restaurantes en los que comer, incluso en dos de las ciudades más devotas y conservadoras del país: Konya y Erzurum. Es cierto que en estas dos tuvimos que buscar más (y en esta última fue muy difícil), pero también en ellas, en el centro, encontramos restaurantes abiertos en los que desayunar y comer. En las más importantes, ningún problema, tanto que a veces se olvidaba que estábamos en Ramadán.
En pueblos más pequeños, en los que apenas hay restaurantes, es cierto que estos suelen estar cerrados. En ese caso, los hoteles siempre tienen en consideración a los viajeros y pueden preparar desayunos y comidas para los huéspedes. En pueblos pequeños será más difícil comer caliente.
En última instancia todas las tiendas de barrio y los supermercados están abiertos y se puede comprar algo para preparar un bocadillo, fruta, yogurt o cualquier cosa para alimentarse durante el día.
¿Y beber?
Eso es más fácil aún: las tiendas no cierran y siempre hay bebidas disponibles. Las fuentes también siguen regalando su agua. Es recomendable, eso sí, beber con discreción, como explicamos más abajo. Ah, en ciudades más pequeñas, pueblos o barrios tradicionales, muchas de las teterías que permanecen abiertas cuelgan telas o cortinas para que no se vea quién está dentro bebiendo, así que si te apetece un té o un vaso de agua, tampoco no deberías tener muchos problemas para conseguirlo.
¿Cómo cambian los horarios?
Se puede decir que se alteran ligeramente. No cambian los horarios de los bancos, oficinas, transportes y todo eso, pero algunas tiendas abrirán algo más tarde y con un ritmo más pausado. Es normal: durante la noche (desde el anochecer, a las 20 horas aproximadamente) la gente ha comido dos o tres veces, acostándose de madrugada tras «desayunar» a la hora del sahur (sobre las 3 de la mañana). Vaya, que como la gente se acuesta mucho más tarde, se levanta con mayor tranquilidad.
¿Toda la población lo sigue?
No, aunque una gran mayoría sí que lo hace, al menos en público. Otra cosa es lo que pase en las casas, pero en este periodo es muy importante la imagen que se transmite. De las 10 personas que nos alojaron en sus casas, tan solo 2 lo hacían (claro que era eminentemente gente joven de ciudades).
¿Hay comidas especiales que probar?
Sí y es una de las cosas más interesantes de este periodo del año. Hay panes especiales (Ramazan pidesi), postres que solo se hacen en este periodo (Güllaç), tradiciones y rituales de comidas que no se dan en otros momentos del año (la primera comida tras el ayuno, el iftar, es una cena de gran significado familiar y un festín en toda regla). Muchos restaurantes que cierran durante el día, abren para el iftar. Lo indican con un cartel que pone «Iftara açigiz».
¿Hay cambios en el día a día de la gente respecto al resto del año?
En general, se puede decir que todo funciona a un ritmo más lento, pero todo sigue en marcha con razonable normalidad. Sí que al final del día se ve que la gente lo pasa peor, sufre tras tantas horas de estar sin bebida o alimentos: caras pálidas, de agotamiento, somnolientas… pero conforme la hora del iftar se acerca la ciudad se reactiva.
¿Hay fiestas o festivales en este periodo?
En casi todas las ciudades, tras la cena suele haber conciertos gratuitos en el centro de las ciudades. Es cierto que festivales como los de lucha o competiciones deportivas pueden resultar afectados (hacer deporte sin beber en todo el día es algo próximo a la imprudencia) por lo que hay celebraciones que se pueden cancelar o posponer hasta después del Ramadán.
Algo único de este periodo también son las carpas que se ponen en el centro de las ciudades, en las que el ayuntamiento de turno ofrece iftar gratuito a quien se ponga en la cola y coja una bandeja. Nosotros lo hemos usado varias veces (y no solo porque fuera gratis): son momentos muy especiales, estar con gente que se lanza sobre la botella del agua cuando oyen la llamada al rezo que marca el fin del día y el principio de la primera comida.
¿Es un buen momento para recorrer el país?
En general, es un momento tan bueno como cualquier otro para visitar el país. No creo que nadie que tuviera pensado viajar a Turquía debiera dejar de hacerlo por ser Ramadán. En algunas ocasiones encontrará dificultades para comer, como hemos dicho, pero poco más. Un «efecto secundario» es que al no comer durante el día, muchos negocios como las lokantas, con comida ya preparada para comer, estarán cerrados o con menos variedad de comidas.
Lo bueno, es que durante Ramadán la gente no suele viajar, por lo que no habrá problemas con alojamientos y necesidad de reserva. Otra cosa son los 3 días festivos que siguen al Ramadán, el Bayram, que ahí sí que se llena todo…
¿Debo adaptar en algo mi comportamiento?
Nuestra recomendación es que se debe tener en consideración a todos aquellos que están haciendo el ayuno, evitando ser visto comer o beber en la calle, por ejemplo. Es decir, sugerimos hacerlo con discreción. Muchos restaurantes, por ejemplo, no quitarán sus terrazas en la calle, pero nosotros optábamos por comer dentro, lejos de la vista de la gente. Con la bebida, lo mismo: puedes comprarte una lata o refresco en un supermercado, pero no te la bebas por la calle, intenta hacerlo discretamente donde no te vean. Nadie te dirá nada, ni se te reprochará tu actitud, pero es recomendable adaptarse a lo que hace todo el mundo: hacerlo con discreción.
¿Qué pasa después?
Tras los duros días de ayuno durante el Ramadán viene la fiesta. En concreto tres días en los que el país se paraliza casi por completo. Sería un equivalente a las navidades en países católicos: la gente se va con sus familias, hay reuniones, comilonas, regalos, celebraciones… y muchísima gente aprovecha para tomarse unos días de vacaciones y viajar al pueblo. Como punto negativo y resultante de todo esto, hay que decir que la tasa de accidentes y muertes en la carretera aumenta notablemente. Algo que, lamentablemente, también pasa en nuestros países en las celebraciones religiosas.
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Hola yo estuve en junio 2019 en Turquía, Dubai, Emiratos árabes y fuimos en el Ramadan no tuvimos problemas, sólo hay que adaptarse a sus costumbres en éste mes. Es una cultura muy interesante. Sólo hay que respetar. Es un país maravilloso súper recomendable.