Cosas que nos hacen sentirnos en casa
– Ducharnos con agua caliente una vez al día (¡y seguir sintiéndonos limpios pasadas unas horas!).
– No tener que preguntar el precio de todo antes de pedirlo para que no te intenten timar.
– Entender lo que oyes a tu alrededor.
– Hacer bromas, usar la ironía, hablar de hipótesis y que nuestro interlocutor nos entienda.
– No tener que salir de casa, aunque solo vayas a comprar pan, con linterna, repelente de mosquitos, desinfectante de manos, una navaja, un mapa y otros «por-si-acaso».
– “Enseguida” significa eso, enseguida de verdad, dentro de poco, no cuando pasen varias horas.
-No pensar cada vez que comemos una ensalada si va a ser ésta la que nos dé diarrea.
– Ser anónimos, que no nos mire todo el mundo.
– En los restaurantes, no esperar una hora a que traigan la comida.
– No pensar cada vez que subes en un coche que éste sí que es el más cutre en el que has subido nunca.
– Irnos a la cama sin tener que revisar que la mosquitera no tenga agujeros.
– Que el retraso de un tren sea, como mucho, de unos minutos y no varias horas… o días…
– Poder usar el ordenador sin miedo a que una subida de tensión lo deje frito o a que un corte de luz te haga perder un documento que no has guardado (o te deje a medias en el cibercafé).
– Que darle la mano a un niño no te dé repelús porque está llena de mugre y mocos.
Cosas que echamos de menos de África
– Las mototaxis.
– Que nunca nos hayan rechazado en un transporte, ¡siempre hay sitio para dos más!
– La fruta-pão (Artocarpus altilis, por lo visto).
– Comer cualquier comistrajo casero recién hecho, en cualquier esquina, a precio tirado.
– Para desayunar, comprar el pan y el relleno en un sitio y comértelo en otro, en el que te pides el café.
– Elegir el pescado o el pollo que te van a preparar a la brasa y que te lo traigan al bar de enfrente, donde te estás bebiendo una cerveza.
– Poder comer con la mano en público.
– Comprar cualquier cosa por unidades (un quesito, 1 cubito de caldo, 10ml de tomate frito en una bolsita, leche en polvo para UN café…).
– Que ir al cine fuera baratísimo (0,75€).
– Poder tomarte una cerveza de 66cl por menos de un euro.
– Que un desconocido te llame “amigo”.
– Llevar la misma ropa tres días seguidos (o más…) y que nadie te mire mal.
– Que nos guste madrugar.
Bueno, esas son las diferencias dizque lo que llamamos «mundo civilizado» y el real…..
Salud y abrazos.
Andrés
Bueno, al salir de Alemania, mundo de lo más civilizado, yo no echaba de menos tres de las vuestras:
– Entender lo que oyes a tu alrededor.
-No pensar cada vez que comemos una ensalada si va a ser ésta la que nos dé diarrea.(ver E. Coli)
– En los restaurantes, no esperar una hora a que traigan la comida.
🙂
Me alegra que disfutéis tanto las bondades del primer mundo
bueno, bueno, lo de el cine barato sera cuando encuentres un cine en africa!! Un abrazo chicos.
Antonio & Ivonne (los de Mali)
¡Antonio! Sí, hay pocos y los que hemos encontrado (y que estuvieran en activo) están destartalados pero para mí tienen algo de entrañable.
De todas maneras, son mucho mejores los conciertos ¿verdad?
Un abrazo a los dos.