Hay días que empiezan torcidos y se acaban arreglando. Hay días que empiezan bien y lo único que hacen es ir a peor. Y algunos de estos días no es que se hagan largos, es que duran más de 24 horas. El 11 de febrero, para Áfricadecaboarabo, fue una jornada de 38 horas. Esta es la crónica de un día muy largo.
11 de febrero de 2011
08:30. Llegamos a la estación de autobuses de Tambacounda y nos desayunamos un rico café touba.
09:00. El responsable de una furgoneta de 20 plazas nos dice que ya hay 10 personas esperando y que no nos cobra por las maletas. Pensamos que no tardará en llenarse y salir hacia nuestro destino, Mako, que está a unas cuatro horas de aquí, así que compramos los billetes.

Nuestro transporte a Mako
11:00. Nos hemos hecho amigos de un currante del bus, nos ha invitado a té y hasta se deja filmar preparándolo. Estamos contentos, disfrutando de una espera que nos resulta amena y entretenida.
11:30. Preguntamos al responsable de la furgoneta y dice que faltan cinco personas para llenarla y salir.
12:30. Han llegado cuatro clientes. Viendo el movimiento que hay y previendo que no tardaremos en salir, nos comemos un bocadillo de tortilla en vez de ir a uno de los restaurantes de la estación a comer una comida de verdad. Tres horas y media de espera, no es tanto.

La estación de Tambacounda en pleno apogeo
13:30. Hablando con uno que resulta ser el chófer, nos enteramos de que en la furgoneta no meten a 20 sino a 32 personas y de que por ahora hay 26 (es decir, aún faltan seis). El responsable nos ha mentido. Parecemos nuevos, nos teníamos que haber dado cuenta de que, por muy serios que parezcan, en las estaciones africanas, (casi) nadie es de fiar.
14:30. Ya somos 29. Según el chófer, el responsable dice que salimos con 31 pasajeros.
16:00. Se produce el milagro: por fin salimos de la estación. Han sido siete horas esperando, Áfricadecaboarabo ha batido su record de «espera a que se llene el vehículo». Al minuto de salir de la estación, paramos: aún hay que echar gasolina, hinchar las ruedas y esperar al chófer, que ha ido a comprar cuatro barras de pan como si no hubiera tenido todo el día para hacerlo.
16:25. Arrancamos de verdad.
16:45. En plena ruta, sobre asfalto impecable, se revienta una de las dos ruedas traseras izquierdas.
17:20. Los ayudantes terminan de cambiar la rueda reventada por la de repuesto, que está tan desgastada y llena de bultos como debía de estar la que ha reventado. El chófer ha desaparecido.

Esperando a que cambien la rueda pinchada
18:15. Aparece el chófer en un taxi con un neumático nuevo y arrancamos. El chófer, sabiendo cómo es la rueda que han colocado, conduce a unos 30 km/h y con cara de susto.
20:10. Paramos en Dialacoto, un pueblo a 69 kms de Tambacounda, para montar el neumático en la llanta.

Calle principal de Dialacoto
20:50. El chófer nos pide dinero porque se ha quedado sin blanca para pagar el montaje de la rueda después de comprar la gasolina, el neumático y no sé qué más. Le pedimos que recaude entre los locales, a quienes será más fácil devolvérselo. También nos da rabia que cuando se trata de pasta a los primeros que acuda sea a los blancos. Al final nos puede la solidaridad y las ganas de irnos y le damos 2.000 francos (y un recibo, que este también trabaja en una estación de transportes y no hay que fiarse mucho).

Casas de Dialacoto. Al fondo, la mezquita.
22:00. El chófer para un camión que pasa y se sube con la rueda de repuesto que no ha podido reparar en el pueblo. Dice que tardará unas tres horas. La gente se prepara para la espera: algunos se tumban en el suelo a la puerta de algún negocio ya cerrado, el que tiene un colchón en la baca no duda en bajarlo y echarlo al suelo y otros se acoplan en los asientos, como nosotros, que nos apañamos en una de las filas de cinco asientos que tiene la furgoneta. Cada vez hay más espacio: algunos pasajeros han desertado y se han ido en un camión que pasaba.
26:50. De una furgoneta que aparece en mitad de la oscuridad alguien baja la rueda reparada. Ni rastro del chófer. Intentamos seguir dormitando mientras los ayudantes colocan la rueda nueva a martillazos. Los ronquidos, toses, sorbidas de mocos, llantos de niños y voces de madres que tratan de calmarlos, las alarmas de los relojes que nadie para y alguien que entra y sale de la furgoneta ayudan a dormir tanto como los martillazos.
30:20. Segunda llamada del muecín y los que han dormido fuera deciden que es la hora de que todos nos despertemos y empiezan a entrar y salir de la furgoneta, a dar portazos, a hablar en voz alta… Han pasado más de diez horas desde que nos aparcaron aquí y ocho desde que se fue el chófer.
31:20. Nos tomamos un café touba y un pan con los parroquianos. Nadie sabe nada del chófer. Preguntamos a los ayudantes, que dicen que el chófer «va a venir enseguida». Cada vez que oímos esa frase sabemos que la espera va a ser larga.

Desayuno con los parroquianos de Dialacoto
33:00. Los ayudantes dicen que el chófer va a venir enseguida. Obviamente no tienen ni idea de dónde anda.
34:15. En una furgoneta aparece el chófer. Ha tardado más de 12 horas en regresar. Nos cuenta una historia muy larga y enrevesada que no tiene ningún sentido y suena a mentira poco trabajada, y mira que ha tenido tiempo para inventarse algo bueno.

Las cabras también viajan
34:25. Arrancamos.
34:26. Paramos a coger un pasajero.
34:27. Arrancamos.
34:28. Paramos en la gendarmería y a un pasajero que lleva mercancía, después de discutir un rato, le hacen pagar un porquesí.
34:40. Arrancamos.
34:44. Se cae una silla de plástico de la baca y paramos a cogerla.
34:46. Arrancamos.
35:10. Paramos en un puesto de control y el chófer entra en la caseta. El ayudante echa agua en el radiador.
35:25. Arrancamos.
35:55. Paramos a echar agua en el radiador.
35:57. Arrancamos.
36:24. Paramos en otro puesto de control. El ayudante echa agua en el radiador.
36:31. Arrancamos.
38:00. Llegamos a Mako, nuestro destino. Han sido casi 22 horas desde que salimos de Tambacounda. 22 horas sin apenas bajarnos de la furgoneta. 22 horas para recorrer 193 kms, lo que hace una media de 8,8 kms/h. Áfricadecaboarabo acaba de batir su record de «velocidad media más lenta». Y no estamos orgullosos.

El río Gambia a su paso por Mako
Maravillosa crónica de un día laaaaaargooo!
@doctor: ¡Gracias, Culebra!
@Ángel&María: a eso hemos venido, a ver de cerca la vida de los africanos. Y sus vidas están llenas de muchos días largos como éste.
que estress…..!
bueno,ya está! una experiencia mas para recordar como es una parte de África.
que tengais mejor viaje a partir de ahora.
un abrazo y mejor suerte
Animo chicos!!! y yo que pensaba que en India iban lentos, no quiero ni imaginarme un viaje asi. Esperemos que este record quede imbatido por mucho tiempo. Un beso pareja!
Me alucina vuestro viaje,si supiérais la de veces que me acuerdo de vosotros!!!
Veo que ahora estais en San Luis , yo disfruté tanto en senegal que no tengo más que buenos recuerdos en todos los sentidos.
Os envío un beso enorme.DISFRUTD,DISFRUTD,DISFRUTAD!
Carmen.
leeros me parece vivir un poco vuestra aventura.
Me encantan vuestras crónicas,lo que contáis y sobretodo cómo lo contáis.
Os deseo todo lo mejor ,os recuerdo y os envidio,no sabéis cuánto!!!!
Mil besos a los dos.
Carmen .