Un gran viaje
  • Email
  • Facebook
  • Instagram
  • Twitter
  • YouTube
  • RSS
  • Nuestro libro
    • El libro
    • Consigue tu ejemplar
    • Distribución
  • Jornadas #JGV
    • 2016 a 2023
    • 2015
      • III Jornadas de los grandes viajes 2015 – Barcelona y Madrid
    • 2014
      • II Jornadas Hostelworld de los grandes viajes – 2014
      • ¿Dónde, cuánto, cuándo?
      • 7 de mayo 2014
      • 14 de mayo 2014
      • 21 de mayo 2014
      • 28 de mayo 2014
      • Exposición de fotografía – 2014
    • 2013
      • I Jornadas Humboldt de los grandes viajes
      • ¿Dónde y cuándo?
      • Jueves 9 mayo de 2013
      • Jueves 16 mayo de 2013
      • Jueves 23 mayo de 2013
      • Viernes 31 mayo de 2013
      • Miércoles 5 junio de 2013
      • Exposición de fotografía – 2013
  • Blog
  • Podcast
    • Podcast de viajes
    • ¡Apoya el podcast!
  • Nuestros viajes
    • Nuestros viajes más recientes
    • 2014 Hacia el Cáucaso
      • Georgia
      • Turquía
    • 2013 África oriental
      • Kenia
      • Tanzania
      • Uganda
    • 2010-11 África de cabo a rabo
      • Angola
      • Benin
      • Botsuana
      • Burkina Faso
      • Camerún
      • Gabón
      • Lesoto
      • Madagascar
      • Mali
      • Marruecos
      • Mauritania
      • Namibia
      • Nigeria
      • Sáhara Occidental
      • Santo Tomé y Príncipe
      • Senegal
      • Sudáfrica
    • 2005 Ruta de la seda
      • Turquía
      • Irán
  • Grandes viajeros
    • Resumen de grandes viajeros y viajeras
    • Vuelta al mundo
    • En bicicleta
    • En moto
    • A 4 ruedas
    • En autoestop
    • En transporte público
    • A pie
    • Con niños
    • Otros
  • Más
    • Quiénes somos
    • Buscar
    • Contacto
    • La editorial viajera
    • Política de privacidad
    • Sucripciones a nuestro boletín de noticias
Buscar en la web...
  • Inicio
  • Nuestros viajes
  • Viajar por África
  • África de cabo a rabo
  • De puntillas por Burkina Faso

De puntillas por Burkina Faso

0

Aunque Itziar aún tenía algunas agujetas después de tanto baile, las ganas (de ambos) de seguir el viaje pudieron con nosotros. Así que compramos dos billetes y nos embarcamos camino a Banfora. En fila, eso sí, que aquí lo de los apretujones para subir a los autobuses no se lleva.

En el autobús, para nuestra sorpresa, todos los carteles estaban en español, incluidas las instrucciones en caso de emergencia, los de aire acondicionado e incluso, junto a la matrícula, la plaquita de SP, «Servicio Público». Nos lo habían contado: en esta parte de África es muy habitual que los autobuses, al igual que los coches, sean los que usábamos en Europa hace 10 años. Este era de hace 15 lo menos y hemos visto otras reliquias históricas mucho mayores… cuanto mejor es la empresa, menos antiguos son sus vehículos. Bueno, algunos de ellos.

En las siete horas hasta Banfora disfrutamos del Sahel en estado puro: lagunas aisladas, en torno a las cuales pequeños pueblecillos crecen. Sin eletricidad, de casas de adobe redondas y cuadradas en las que no había ni rastro de chapa en los techos, solo paja seca. Rebaños de vacas guiadas por los peul, la etnia nómada tan abundante en esta región. Baobabs enormes, palmeras y muchos árboles pequeños, abundantes, pero no lo suficiente como para formar bosques. Y una carretera de un carril de ida y vuelta, en la que los únicos vehículos aparte de las bicicletas y los carromatos tirados por asnos, eran los de transporte público con los techos cargados a rebosar o impulutos 4×4 de ONG europeas…

Llegamos a Banfora a tiempo para comer en el MacDonald (sin la «s» final, ojo) un buen trozo de carne con judias verdes y ensalada mixta (con sus espaguetis y patata cocida ?!?!). El Sahel y nuestra casa tienen muchos ingredientes en común, para mi sorpresa. Como las sandías, que nos refrescan la boca seca y polvorienta al final de cada tarde.

Esperaba que la ciudad fuera algo bonita, pero tampoco. No hay ciudades bonitas en África, por lo menos, en nuestra África. Aun así, es una de las poblaciones más turísticas del país, por las atracciones en sus alrededores. No tardamos en comprobarlo: la presencia de no-puedes-ir-sin-mí-que-soy-guía, alquilistas de motos y músicos enseñantes de percusión es mayor que en ninguna otra ciudad de la zona. Y no te dejarán en paz, con mucha educación, eso sí.

Decidimos montárnoslo por nuestra cuenta: nos alquilamos una moto y un par de cascos y nos fuimos a explorar la región. Solos, a nuestro ritmo. Lo primero el lago, famoso por sus hipopótamos. Como a nuestro barquero, el barquero saliente le dijo que no había visto los animales decidió que a mitad de camino daba media vuelta, porque para qué remar si no estaban los bichos. Todo eso sin decirnos nada, por supuesto. «Tío, que no venimos a ver solo los hipopótamos, queremos ver también el lago» le dijimos cuando vimos lo que hacía y, sin entender nada, nos llevó al medio del mismo, para que disfrutáramos de él y de la solanera que caía a las 12 del mediodía, creemos. Allí nos dejó unos buenos minutos hasta que le dijimos que nos sacara de allí. No tenía sentido. Hablamos el mismo idioma, pero no nos entendemos. A veces es desesperante.

Aparte de comer polvo en la moto, disfrutamos del campo, con sus enormes mangos, casi en el punto de maduración, de los pequeños pueblos, del silencio, del Sahel. En los dos días visitamos también los picos de Sindou, una formación rocosa maravillosa: decenas de picos puntiagudos, agrupados en una cadena de varios kilómetros, saliendo en mitad de cultivos de arroz y maíz. Podríamos habernos perdido días por allí, pero unas horas nos bastaron para pensar que aquel lugar era uno de los más especiales del país. 1.000 francos de entrada y otros 1.000 por cada cámara. «Van para el fondo del desarrollo del pueblo» nos explican sabiendo que es un poco abusivo, es como cobrar dos veces… Y por supuesto, también visitamos la cascada (como todo buen pueblo africano que se precie, tiene una) en la que al ver que no llevábamos uno, nos ofrecieron un guía, con cierta insistencia. Cuando vieron que no nos interesaba contratar un guía para que nos explicara la altura de la cascada o desde dónde sacar la mejor foto, nos dijeron «el camino para subir está mojado y os podéis patinar o perder».

Conociéndo algo la psique africana no nos equivocamos: el camino estaba bien señalizado y no tenía ni gota de agua en la que patinarse. En momentos así los remordimientos por no llevar un guía se te quitan. Los argumentos que muchas veces nos dan no sirven o son falsos, se recurre a la mentira para convencernos de la necesidad, cuando como en este caso no existe. De repente el turismo llega a una ciudad y todos los jovencitos quieren ser guías. Se cuelgan el carnet aunque algunos no tengan ni idea. Y pasa a ser fundamental ir con un guía para que te cuente la altura de la cascada, la profundidad del lago o cualquier detalle para nosotros sin demasiada importancia… No cogimos ningún guía con cierta pena: es una buena manera de ganar un dinero honestamente con el turismo, de aprender algunas cosas que no sabrías… pero a la vez, pensamos que otras ocasiones serán más importantes: en visitas a pueblos, etnias, lugares con historia o arquitectura… aun a riesgo de parecer unos insensibles y anti-turistas lo hicimos: pasamos de guías. Y nos arriesgamos a perdernos, nos obligamos a buscar, preguntar, descubrir por nosotros mismos… Al final, resulta que no vimos el baobab sagrado, ni otro par de lugares en la lista de todos los guías… pero no nos importó demasiado.

Bobo-Dioulasso fue nuestra última parada antes de Malí, por apenas unas horas. La segunda ciudad del país es como un gran pueblo: tranquilo, sombrío, polvoriento. Paseamos por el bazar; por su impresionante mezquita, encalada, con palos clavados en el adobe (soporte para las reparaciones que tienen que hacer regularmente al adobe); por sus calles oliendo a partes iguales a cloaca, jazmín o a carne de cordero asando en las parrillas… Compramos crema de karité, música de artistas que no conocemos y una máscara de madera impresionante. Degustamos el fast food local: hamburguesa de chopped, con mucha mayonesa, un manjar como podéis imaginar, los fantásticamente dulces yogures locales y nos quedamos con ganas de probar lo que ellos mismos llamaban «horchata». Sí, como suena, zumo de chufa…

No había tiempo para más: había que descansar. A las 5 de la mañana del día siguiente partíamos rumbo a Bamako, Malí.

Pablo Strubell

Editor de La editorial viajera, escritor y guía de viajes. Cuenta con dos grandes viajes a sus espaldas: Ruta de la Seda (8 meses, en 2005) y África de cabo a rabo (12 meses, en 2010-11). En sus pocos ratos libres escribe para este blog así como para Leer y viajar. Por si fuera poco, organiza las Jornadas de los grandes viajes. Y entre una cosa y otra, intenta viajar.

Facebook Twitter  

(Visited 346 times, 1 visits today)
excursiones, impresiones, repaso rápido, turismo venenoso

0 comentarios de “De puntillas por Burkina Faso”

  1. ANGEL Y MARIA dice:
    7 febrero, 2011 a las 09:29

    Seguimos con vosotros, haceis bien en rodear esos tres paises conflictivos. Espero que ya empeceis a disfrutar de nuevo del viaje y que Itziar este totalmente recuperada.
    Mucha suerte

    Respuesta
  2. Itziar dice:
    10 febrero, 2011 a las 20:06

    Gracia, Angel y Maria. Ya estoy completamente recuperada y en forma! Con fuerzas para lo poco que nos queda.

    Respuesta

Deja un comentario Cancela tu respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Sueñas con hacer un gran viaje?

Itziar Marcotegui y Pablo Strubell
¡Hola! Somos Itziar Marcotegui y Pablo Strubell, autores de esta web.

Amantes de los viajes como tú, en dos ocasiones lo hemos dejado todo para viajar sin fecha de vuelta: Pablo recorrió la Ruta de la Seda durante 8 meses y juntos recorrimos durante un año África de cabo a rabo.
Leer más

Por cierto, ¿ya conoces nuestro libro?

plantilla-libros-3D

Nuestro libro Cómo preparar un gran viaje te ayudará en los preparativos y desarrollo de tu sueño. Resolverá tus dudas sobre visados, dinero, salud, seguridad, trabajo… y muchas cuestiones más. Disponible en papel y e-book y, con cada compra, nos ayudas a seguir viajando y mantener vivo este proyecto.

Más información  Lo quiero ¡ya!

Boletín de noticias

Si nos dejas tu correo, serás el primero en recibir nuestras actualizaciones.

  Quiero darme de alta

 

Los artículos más leídos

  • Cómo encontrar trabajo en hostales a cambio de…
  • Un gran viaje
  • Cómo llevar el dinero con seguridad: los bolsillos…
  • Cómo impregnar con permetrina la ropa y mosquitera…
  • Cómo encontrar patrocinadores para tu gran viaje
Usamos Wordpress
  • Uso de los contenidos
  • Política de privacidad
  • Mapa de la web
  • Contacto
NOTA A LOS USUARIOS: Utilizamos cookies solo con fines estadísticos como casi todas las páginas web. ¿Nos autorizas?
OK, sin problema Configurar Más información
Política de privacidad y cookies

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Analíticas
Las cookies analíticas se utilizan para comprender cómo interactúan los visitantes con el sitio web. Estas cookies ayudan a proporcionar información de métricas como el número de visitantes, la tasa de rebote, la fuente de tráfico, etc.
GUARDAR Y ACEPTAR

¡Suscríbete a nuestra lista de correo!

Si te gustan nuestros artículos o podcast y quieres estar al tanto de todas las novedades, te animamos a sucribirte.

En el formulario de alta también podrás indicarnos si quieres recibir información del evento de viajes que organizamos con mucho cariño y esfuerzo cada año en España: las Jornadas de los grandes viajes.

Quiero darme de alta

×