Sábado, 9 de octubre
Itziar
Yo soy Pablo. Pablo es Pablo. Pablo y yo somos Pablo. No solo es que Gustavo no se haya aprendido mi nombre, es que si le hago una pregunta responde mirando a Pablo (no a mí, al otro Pablo). Cuando soy yo la que ha hecho o dicho algo, él dice “Pablo ha preparado…”. Cuando nos cuenta algo dice “mira, Pablo…”. Pero Gustavo dice que él no es machista, no. Él sabe (todos en Cabo Verde lo saben) que un hombre no debe zurrar a su esposa. Debe de ser que eso de ignorar por completo, en la forma y en el fondo, a las mujeres no es machismo. Qué va.
Hoy queríamos hacer uno de los paseos que ofrece la escuela pero Wander, el guía, tenía un encargo previo de artesanía. Dice que no puede guiarnos pero no propone alternativas, que las había. Se queda mirando al suelo esperando que seamos nosotros quienes, aburridos, digamos que lo dejamos para otro día. Aún queda mucho para que este vice-director de la escuela asuma responsabilidades y tenga la cintura necesaria para resolver los inconvenientes cotidianos.
Sustituimos el paseo por pintar ventanas, cepillar puertas, colocar pomos, arreglar una mesa que cojea… Esto sí que parece un trabajo útil para la escuela.
Pablo
A las 5 de la mañana el sol ya entra por nuestra ventana. Desayuno café y pan del día con dulce de papaya casero. El otro día con un palo tiraron la fruta del árbol. Así de fácil es comer aquí.
El plan de hoy era contratar a Wander, el Vice que hace de guía, para hacer una excursión pero descubrimos que tiene un encargo de artesanía súper importante que atender para entregar a las 15h. Nos cuesta media hora enterarnos de eso. Ni te dice cuándo acabará ni cuando podríamos empezar la marcha, en caso de que trabajara a la europea, vaya, sin desgana. Su única propuesta: hacer la excursión mañana. Vaya, que hoy no quiere currar visto que aprovecha la electricidad hasta las 12 y cuando se va, se dedica a tocarse los huevos ostentosamente. Para algo tiene ese cargo. Las dos sillas, el encargo, por supuesto, se quedan sin hacer. Dudo de que mañana podamos ir de caminata: me gustará oír su excusa.
Nos quedamos sin agua, pero del todo, ni siquiera para beber. Nadie sabe porqué.
Tras un nuevo atisbo de desesperación por lo cuesta arriba que se me hace tener que estar todo el día pidiendo, molestando al Director para pedirle un clavo o lo que sea y convenciéndole de que nos deje hacer cosas que creo que deberían haber hecho ellos pero que nunca harán, Itziar me reconduce y nos pasamos el día trabajando en los cuartos de los turistas: tiradores nuevos en las puertas de los baños, limar esa puerta que no se cierra, rectificar un cable eléctrico mal puesto, cortar una pata a una mesa que cojea… y es que es complicado explicar determinadas cosas a quien se crió entre basura, para quien le da igual que las ventanas tengan churretones o que las puertas no cierren por desencajadas… Simplemente, no lo ven. Aunque se lo señales, se lo expliques, no ven el problema… así no vamos a ninguna parte en tres semanas (ni en tres años…)
Haceis bricolage,,,,¡Y sin agua!
Sois unos héroes.
Abrazos.
Andrés