Itziar
Hoy sí hay agua en la escuela. Igual que ayer nadie se preguntaba porqué no había, hoy tampoco se preguntan porqué hay. Será, conformismo, un aceptar las cosas como vengan sin preguntarse nada? O será que como nadie entiende porqué pasan las cosas se han acostumbrado a no hacer preguntas para las que nunca hay respuesta?
Hoy tenemos la segunda clase de turismo. Cuesta que nos digan las tres cositas que les enseñamos en la clase anterior pero al final salen. Después toca arreglar las mosquiteras de la habitación que preparamos en la clase anterior. Así que todos, sentados en esos pupitres que se les quedan enanos, cosen los agujeros. No se les da nada mal.
En la segunda parte de la clase jugamos a cómo poner, servir y recoger la mesa: unos son los turistas y los otros les van poniendo los elementos que los «turistas» dicen necesitar. Cuando alguien vea errores, tiene que decirlo. Que piden cucharas para el café? Pablo y yo les damos dos cucharas grandes y diferentes, para explicarles que tienen que ser pequeñas e iguales. Al principio les cuesta entrar pero luego se animan y se quitan la palabra para participar. Conseguimos tenerlos bastante atentos cerca de una hora. El próximo día veremos si ha servido de algo…
Pablo
A primera hora viene Mike a traernos dos cocos. Es un chaval del pueblo al que ayer se los encargué. Nos cayó bien y fue uno de los pocos que no nos pidió dulce o dinero según nos vio. Intentamos con ello que él gane un dinero, dar ejemplo a otros y que se vea que el que algo quiere (dinero) algo le cuesta (cocos).
Clase de cómo reparar pequeños agujeros en mosquiteras (con hilo y aguja, no con cinta aislante) y luego teatrillo, para que aprendan cómo poner la mesa al turista para el desayuno, comida y cena. Ellos hacen de turistas exigentes y nos van pidiendo las cosas. No lo hacen mal, caen en cosas como que los tenedores y cuchillos deben ser del mismo juego, o las tazas del mismo color y tamaño pero detalles obvios se les pasan por alto: no nos piden banquetas para sentarse.
Dar clase a adolescentes es agotador. Mi solidaridad con todos los profesores del mundo que creen en lo que hacen.
Comemos cachupa, un plato caboverdiano a base de maíz y judías pintas, y salimos a buscarnos el postre al bosque. Comemos coco, que ya sé descascarillar y limpiar con el machete. Vaya, muy integrado en la vida cotidiana saotomense. Nos dedicamos toda la tarde a la artesanía, llámase así a pulir cocos con una lija.
El Director ha debido tener una tarde mala: en la cena se suelta un monólogo de 40 minutos dando lecciones a unos y otros y, sobre todo, poniendo a parir al Vice, que por supuesto no está delante. Por si no era suficiente les cuenta a todos el salario que el Vice cobra (pero del suyo ni habla, claro). Algo muy feo. Si lo que quería era enemistarles con el Vice y desacreditarle, lo ha conseguido.
Cahupa,,,,coco…os vaa dar algo……´
Abrazos de…
«alguien»