“Yo no preparo mis viajes”; “a mí lo que me gusta es dejarme llevar”; “planificar un viaje es matar la aventura”… son afirmaciones que salen en muchas conversaciones viajeras. Las he escuchado en Uzbekistán, en Argentina, en Burkina Faso o en Europa. Sobre todo, entre mochileros. Y aunque creo que todas pretenden posicionar al trotamundos como verdadero viajero, y no como un turista del montón, creo que en el fondo todos los que afirman esto saben que no es cierto.
¿Acaso el que viaja no decide bien qué meter en su mochila antes de la partida? ¿No averigua si va a hacer frío o calor allí donde va? ¿No mira si tiene su pasaporte en regla o con suficientes páginas? ¿No compara el coste de los billetes de –pongamos– avión, en diferentes fechas y aerolíneas? Son solo ejemplos que me hacen preguntarte ¿acaso eso no es preparar un viaje? Claro que lo es. Y si es así ¿por qué a tanta gente le cuesta admitir que sí, que prepara sus viajes, como hacemos todos?
¿Por qué a tanta gente le cuesta admitir que sí, que prepara sus viajes, como hacemos todos?
Muchas veces también lo he oído cuando comento que soy coautor del libro “Cómo preparar un gran viaje”. Es cierto que muchos viajeros no necesitan ese libro para nada. Es normal, hay gente con muchas tablas y muy viajada que ya ha emprendido grandes viajes a los que no les interesa un libro así. Y está bien, no pasa nada. Lo que me sorprende es que muchos de ellos también recurren al “yo no planifico mis viajes” al oír sobre el libro y su contenido.
Leía hace poco una afirmación parecida en una entrevista a un viajero bastante conocido: él viaja con vehículo propio y sus viajes tienen un gran contenido histórico. Me quedé pensando ¿acaso él no mira si su vehículo necesita el carné de pasaje y otra documentación antes de la partida? ¿No compra neumáticos o revisa la mecánica? ¿No busca patrocinadores? ¿No se documenta acerca de los personajes e historias que persigue? Por supuesto que lo hace y por eso me sorprende que afirme, como tantos otros, que “yo no preparo nada”.
Todos lo hacemos. No hay nada malo en ello. Ni tampoco en admitirlo (aunque sea con matices). Y lo hacemos porque preparar un viaje, pensar en él, hace que disfrutemos más del viaje, que absorbamos más la cultura del lugar que visitamos, que estemos mejor preparados para los problemas que podamos tener, que gastemos menos dinero… ¿No es mejor leer un poco de la cultura e idiosincrasia del país que vamos a visitar? ¿O acaso conocer la historia –aunque sea por encima– no ayuda a conocer mejor el país en la actualidad y cómo piensa la gente? Viajar con algo de preparación hace que el viaje sea mucho más enriquecedor. Y, desde luego, menos problemático.
¿Te imaginas entrar en Irán sin dinero, confiando en que los cajeros escupan billetes –cuando no es así–? ¿O llegar a la frontera de EE. UU. y pretender que nos dejan pasar sin haber completado el proceso previo para obtener la autorización de entrada o, acaso, el visado? ¿O querer recorrer China en tu coche libremente –como si te fueran a dejar hacerlo? Problemas así surgen por esa “valentía” de no planificar, de improvisar todo. Y sí, todos tienen solución, de hecho para algunos esas meteduras de pata forman parte de la aventura. Pero, no nos engañemos, para la gran mayoría haber investigado un poquito significará menos disgustos y eso hará que el viaje se disfrute mucho más.El problema de fondo no es preparar –o planificar, que para el caso es lo mismo–. El problema es hacerlo en exceso, como todo.
El problema de fondo no es preparar –o planificar, que para el caso es lo mismo–. El problema es hacerlo en exceso, como todo. Saber dónde se va a dormir cada noche, dónde se va a comer, qué se va a visitar y no salirse de un guion previamente marcado y querer ceñirse a él: ese puede ser el problema. También lo es ir con una idea predefinida sobre qué se va a encontrar, de cómo será tal país y cómo pensará El Otro. El fallo es no dejar tiempo ni lugar para la improvisación, para lo imprevisto, para los encuentros y desencuentros. El error es hacer una planificación que elimine toda la incertidumbre, sorpresa, casualidad.
Pero de esa manera cada vez viajamos menos personas. Hemos aprendido a no encorsetarnos, a dejarnos llevar. Pero por eso me sorprende que tantos presuman de lo contrario: de no planificar sus viajes, como si tuviera algo malo hacerlo. Bastaría, acaso, con introducir un “demasiado” en la frase. ¿Qué tal suena “yo no planifico demasiado mis viajes”? Sincero, sencillo, normal. No pasa nada por admitirlo. No se es menos viajero por hacerlo. Insisto: como en todo, en el término medio es donde se encuentra la virtud. No tiene nada de malo decir “sí, yo preparo mis viajes antes de la partida”. ¿O acaso sí lo tiene?
Antes y durante, porque mientras estas de viaje, salvo que te pongas a jugar con Turista lo serás tú y tires monedas sobre un mapa, todo el mundo elige el siguiente lugar al que va a ir y mira horarios, la zona principal de la ciudad o la más barata…
Namasté, Pablo!
Toda la razón, Pablo!! Las poses de ciertos viajeros, totalmente absurdas… desde la búsqueda de una oferta, a un patrocinio, pasando por el equipaje y desde luego leer sobre el destino. Quizá a esto último es a lo que se refieran, a que no leen antes de ir, algo de lo que sinceramente no entiendo que se deba presumir. Y entonces no entiendo el caso que pones de ejemplo: viajes con «gran contenido histórico»… ¿y vas sin saber qué hay allí, y sobre todo, dónde están los contenidos históricos que supongo busca? ¿Te vas a Perú y piensas que con saber que existe un sitio llamado Machu Picchu ya está y ya llegarás? ¿y no te interesaría saber qué más hay? ¿que en Nazca no «sólo» hay líneas en el desierto, que Chavín de Huántar también es contenido histórico relevante? ah, que de eso se enteran en el destino… o no.
Besos!!
Ali
Para mi, planificar y preparar no es lo mismo. Serán las distinciones que me hago yo misma para aclarar el tema para mí misma… pero los diferencio: Preparar es toda la información previa que recibes/buscas etc. (destino, vuelos, cómo es más barato, patrocinio, que se ve y que se hace allí, peligros etc.) y planificar es tener el planning de cada día: 9.00 levantarse, 10.00 visita a tal sitio… y así todo el viaje desde casa.
Todos hacen alguna o ambas de estas acciones, la cuestión es… ¿en cuál de los casos eres turista y en el cuál viajero? ;)))) Broma 😉
Un beso, Kate 😉
Me gusta tu diferenciación. No la había pensado así y me gusta, aunque también se planifica a largo plazo y entonces planificar puede parecerse mucho a preparar… Pero si tomo en sentido estricto tu definición me sorprende aún más aún que ese viajero (y otros) afirmen que no preparan sus viajes. Porque usan la palabra preparar y no planificar… en fin. Que lo que falta es humildad a algunos viajeros…
Creo que todos planificamos un viaje. Nadie viaja a un país sin saber qué hay, qué va a encontrarse. Creo que una mínima planificación es buena, como por ejemplo dejarte aconsejar por alguien que ha estado y tiene gustos similares a los tuyo. O mirar los días que vas a estar y pensar qué vas a poder hacer en el país al que vas. Pero luego dejarte llevar por el lugar.
¿Y si un lugar te enamora y quieres pasar el resto de tus vacaciones ahí? ¿o si te horroriza y quieres salir a toda prisa? ¿O si algún viajero que te encuentras en el camino te dice que hay un sitio genial que casi nadie conoce? Pues eso, planea un poco qué quieres hacer y luego ya se verá.
Comozco a gente que se prepara al milímetro viajes de un mes, con reservas todas las noches, sabiendo el medio de transporte que va a coger, etc. etc. Escuchando eso, me salen urticarias 😛
Lo mejor es la planificación con posibilidad de variación 😛
saludos viajeros,
Flavia
Yo también creo que todos planificamos / preparamos los viajes. Por eso (y esto es lo que quería discutir con este artículo) es porqué a algunos les cuesta tanto admitirlo, ni que hubiera nada de malo en ello. Lo importante, como dices, es preparar y poder variar o immprovisar en base a lo que estimes oportuno o suceda. Los imprevistos van siempre a ocurrir.
Más razón que un santo. Supongo que sí, que las personas que hacen esa afirmación tienen en mente un «viaje organizado» como podemos entenderlo los demás, al estilo agencia de viajes. Si no es así, la afirmación me despista más aún.
Saludos!
Yo creo que no, que las personas tienen en mente un viaje independiente, pero que simplemente no quieren reconocer que preparan sus viajes… mola más ir de aventurero, deben pensar.
Hola Pablo,
Interesante el planteo que realizas, creo que la frase “yo no planifico mis viajes” tiene un significado dependiendo de quien la lea, si estas dando los primeros pasos en la aventura de viajar y tomas la frase tal cual la lees, vas a aprender una lección de esas que no se olvidan (aprender de la forma más difícil). Si ya has realizado viajes y estas más suelto en el tema, entendes que, sabiendo lo que queres conocer y donde encontrarlo, es más que suficiente para que cuando estés de viaje sepas a donde ir y aproveches mejor el tiempo y las oportunidades. Estudiar las opciones sin encasillar las experiencias en determinados día del viaje es otra forma de decir “yo no planifico mis viajes”.
Saludos
Gracias por el comentario. No puedo añadir más, estoy de acuerdo contigo.
Para mí todos los viajes tienen tres fases diferenciadas y, a veces, muy excitantes. Primero, la preparación: fijar el destino (en general) con algunos puntos de referencia y lugares que queremos conocer (teniendo siempre en cuenta que hay que tener la flexibilidad de poder cambiar las rutas y los tiempos).
La segunda fase es el viaje en sí mismo procurando gozar al máximo de todo lo que veamos y conozcamos. Y de la gente que encontremos.
La tercera, y no menos importante, contarlo.
Hola Pablo,
pues aunque me considero viajera, yo si preparo. Tengo una absurda manía de comprar 2 o 3 guías de segunda mano (o ir a la biblioteca) del mismo destino pero diferente editorial, para así poder comparar. A eso lesumamos las revistas de viajes que puedanhablar del tema y los miles de blogs, que enganchan.
¿Tengo ya todo visto antes de llegar? Quizás sí, pero en ninguno de mis viajes (y ya son unos cuantos) he vuelto con la sensación de «pues esperaba más». Claro que es genial dejarse llevar, a ver dónde lleva el camino, y un día quiero probar el irme a un destino completamente a ciegas, pero de momento me gusta saber qué hay que ver o qué se puede hacer, quizáspara ahorrarme km en vano. Aunque sea lo que hace o vé todo el mundo…
Hay mucho fantasma por ahí suelto.
Muy de acuerdo con vuestros comentarios,
Con lo bonito e interesante que es preparar un viaje !
Se aprende un montón y es muy útil.
Salut!
Yo tampoco entiendo ese afàn ,de hecho los que menos preparamos nuestros viajes somos los turistas 🙂
[…] No, yo no preparo mis viajes. O… ¿un poco sí, en realidad? […]