Extracto del capítulo 17:
Estadísticamente, la mayoría de las personas que emprenden un gran viaje tienen entre 18 y 35 años y no tienen hijos. Sin embargo, no son requisitos necesarios para recorrer el mundo. Ni mucho menos. La realidad muestra que algunos de los trotamundos más dinámicos y activos, desafiando cualquier estereotipo, son personas con alguna discapacidad, mayores o familias que se lanzan a la aventura.
Para hacer un gran viaje, cada persona debe afrontar sus propios retos en función de sus características y experiencia. Muchos de ellos son comunes para todas y así, la mayor parte de lo escrito en este libro tiene validez para cualquier persona -desde cómo planear la ruta o el equipaje hasta el choque cultural-. Aquí damos unas recomendaciones específicas para personas con alguna discapacidad, mayores y familias.
Viajeros mayores
Socialmente el viaje independiente se suele ligar a la juventud, al descubrimiento, al gusto por las emociones fuertes… y esto puede descorazonar a quienes ya pasaron esa época. Pero no debería ser así. ¿Qué mejor momento que la jubilación o prejubilación para viajar? Ya no tienes que trabajar y tienes todo el tiempo del mundo por delante para hacer lo que quieras. ¡Adelante! Viajar es algo cada vez más habitual entre la gente de más edad, que ya supone un porcentaje importante del turismo mundial. Y, aunque viajar de forma independiente es menos frecuente, no hay nada que impida hacerlo de esta manera: muchas veces se trata más de una cuestión cultural o de costumbre. Es un asunto de actitud, no de edad: el único requisito es ser una persona vital, curiosa y con espíritu aventurero.
Según algunas personas viajeras, no es cierto que el viaje sea más fácil para la gente joven; al contrario: la experiencia, la paciencia y la mente abierta son más patentes en personas de más edad, algo que les hace disfrutar más. Son las convenciones sociales las que determinan que las cosas con la edad son más difíciles física y emocionalmente. Aún más: ser mayor no solo no es un inconveniente sino que en muchas culturas recibirás muchas muestras de respeto y apoyo. Además, el acoso que algunas mujeres sienten en determinados países seguramente no sea una preocupación si tienes canas.
Otra gran ventaja si tienes más de 65 años (o te has jubilado) es poder beneficiarte de atractivos descuentos. Museos y actividades culturales, atracciones turísticas, transportes (aviones, trenes y autobuses de países desarrollados sobre todo) e incluso alojamientos suelen ofrecer precios especiales. La mayoría de las veces basta con acreditar tu edad para beneficiarte de ellos. Por si acaso, pregunta siempre, nunca está de más.
Como para cualquier otra persona, afrontar, preparar y empezar una aventura así, si es la primera, puede ser una experiencia algo intimidatoria. Aunque […]
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Personas con discapacidad
Si tienes algún tipo de discapacidad, nadie conoce mejor que tú tus circunstancias, capacidades y habilidades para sortear dificultades. En función de ellas y del destino que elijas, requerirás más o menos planificación y esfuerzo. Puedes ir a destinos que sabes que son más accesibles y fáciles (Europa, Estados Unidos, Australia o Japón) o puedes ir a cualquier otro sitio que te apetezca y vencer todos los obstáculos que vayas encontrando.
El grado de desarrollo económico suele estar relacionado con la accesibilidad en transportes, restaurantes, estaciones, lavabos, alojamientos, monumentos, etc. así como con la facilidad para manejarse por la ciudad (semáforos, baldosas rugosas, etc.). Por eso, aunque no siempre es así, en los países desarrollados probablemente sea más fácil viajar y realizar las actividades que te apetezcan. En cambio, en los países menos desarrollados habrá poca infraestructura adaptada y desplazarte y desarrollar tu día a día será mucho más esforzado. Sin embargo, en estos te sorprenderá comprobar la cantidad de gente dispuesta a ayudarte aunque a veces ignoren cómo hacerlo: en muchos casos serás la primera persona viajera con discapacidad que vean.
Hay muchísimos monumentos y atracciones turísticas inclusivas, adaptadas para todo el mundo. Pero, desgraciadamente, muchos monumentos importantes aún no son razonablemente accesibles o tienen los servicios adecuados. Templos como el de Angkor (Camboya), las ruinas de Machu Picchu (Perú) o senderos del Gran Cañón (EE.UU.) no serán nada fáciles de visitar. Dependiendo de tu discapacidad, fuerza, ánimo o creatividad, en muchas ocasiones solo podrás disfrutar algunos monumentos desde lo lejos o a través de una grabación. Sin embargo, en muchas ocasiones lo que consigas dependerá de tu actitud y cómo quieras superar las dificultades […]
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La seguridad es otro aspecto a considerar. Aparte de las situaciones de riesgo habituales (ver capítulo 12) puede haber otras desagradables: perderse en un mercado, en tumultos… Hay pequeños trucos que ayudan: llevar silbatos para localizarse en caso de despiste; establecer siempre puntos de encuentro; explicar bien los traslados para que no se desorienten; no dejarlos solos en ningún momento (sobre todo en piscinas o sitios susceptibles de accidentes) y hacerles un colgante con sus nombres, datos y teléfonos de emergencia.
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Viajar con niños
Un gran viaje es una de las experiencias más enriquecedoras que tus hijos pueden vivir en la infancia. De repente, el mundo se convierte en su escuela: entran en contacto con diferentes estilos de vida, culturas, idiomas, gentes, fauna… Y a ti te producirá una gran satisfacción ver cómo aprenden a orientarse o comunicarse en entornos no familiares y disfrutarás con sus expresiones, reacciones y pensamientos ante lo distinto y desconocido. Pero no solo eso: descubrir un país a través de sus ojos enriquecerá también tus propias experiencias y vivencias.
Aunque requieran atención extra, la mayoría de quienes lo han probado coincide en que ir con niños no tiene por qué complicar el viaje. Para empezar, porque aguantan mucho más de lo que se podría pensar. También porque pueden ayudar en muchas situaciones y cuanto mayores sean, más querrán participar. Por si fuera poco, gracias a ellos se abren las puertas de hogares y lugares que no serían fáciles de otra manera.
Es cierto que, dependiendo de su edad, cambia la perspectiva, las prioridades y las cosas a tener en cuenta. También requiere más planificación, evitar ciertos riesgos, adaptarse a sus fuerzas y su ritmo. El bienestar de los pequeños será una prioridad y habrá que intentar que noten los cambios lo menos posible, sobre todo en comidas y sueño. Requerirá, además, informarse de qué actividades y entretenimientos hay para ellos en los lugares donde se va (parques con columpios, parques de atracciones o acuáticos, cines, musicales, teatros infantiles, fiestas locales, etc.).
Lo primero a considerar al planificar el viaje es la edad de los niños, pues influye en su comportamiento:
- Entre 0 y 4 años se entretienen con cualquier cosa, no suelen […]
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© Itziar Marcotegui y Pablo Strubell
Este capítulo contiene además…
- Bibliografía y referencias complementarias.
Leer más capítulos
- Capítulo 14 - Viajar de manera responsable
- Capítulo 15 - Mantenerse en contacto
- Capítulo 16 - Documentar el viaje
- Capítulo 17 - Viajar es para todos
- Capítulo 18 - El temido regreso
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